Image: La inducción como método

Image: La inducción como método

Opinión

La inducción como método

Por Agustín Fernández MalloVer todos los artículos de 'Ctrl+Alt+Supr'

22 febrero, 2013 01:00

Agustín Fernández Mallo


Emociónese así (Anagrama), de Eloy Fernández Porta, reciente Premio Ciudad de Barcelona de ensayo, es quizá el mejor libro hasta la fecha de este autor, que no es decir poco. Antes nos había dado, Afterpop, Homo Sampler y Eros, la superproducción de los afectos, revolucionarios en cuanto al modo de pensar la contemporaneidad.

Sus análisis contienen el don de una extraña equidad: el fiel de la balanza marca cero pero demuele como si nada estructuras de pensamiento de propios y extraños. El manejo de la inducción como método lleva a Fernández Porta a tan sorprendentes como irreductibles conclusiones. No hay tabú de ámbito económico, afectivo o de lo que la sociedad de consumo considera sagrado que se le resista. Armado de sólidas herramientas intelectuales, de toda corriente y época, descerraja los candados que se le pongan por delante, establece fuego cruzado, hace puré cantidad de tópicos que a diario nos asisten. Y no ha acabado de desmostrarte cómo un equipo de fútbol nacional maquilla con argumentos caritativos la compra de niños en países subdesarrollados, cuando ya te obliga a teclear otro número; y siempre contesta: ahora te hace ver que las emociones y el mundo afectivo se hallan más mediados y sometidos a transacciones comerciales que la propia bolsa, o que el ascenso de escala social a través de la cultura normalizada no es más que un mito socialdemócrata, o que el amor de pareja y el amor al prójimo no son más que sutiles construcciones de mercado, un "capitalismo de las emociones" al cabo. Como si el listín de las Páginas Amarillas -tan relacional-, se disfrazara de listín telefónico blanco -tan personal-; pero a este libro ese gol no se lo cuelan.