Sobre el cielo y la tierra
Por Juan Palomo Participe en el blog de Juan Palomo
22 marzo, 2013 01:00J. Mario Bergoglio, Marilyn Monroe, Massimiliano Gioni y Nuria Espert
Cuando Marilyn Monroe murió dejó una pequeña biblioteca de 400 títulos. Se sabía que la rubia más famosa de todos los tiempos era una lectora empedernida pero, ¿cuáles eran sus querencias, sus afinidades librescas? Muchos de estos libros fueron catalogados y más tarde subastados por Christie's en Nueva York. A partir de estos catálogos, Librarything.com ha reconstruido el listado de títulos. Están el Ulises de Joyce, Crimen y Castigo, de Dostoievski, Freud, Proust, Pushkin, Flaubert, Khalil Gibran, o Albert Einstein. Y también La impotencia sexual en el hombre de Leonard Paul Wershub o Cuidados del niño y el bebé, del Dr. Benjamin Spock. Curioso.
La Bienal de Venecia ha hecho pública la lista de artistas de su gran exposición central, Il Palazzo Enciclopedico, a cargo del director, Massimiliano Gioni, que parece que nos conoce poco. Ningún español entre los 150. Cero. Nada. Difícil que nos quitemos así el complejo ese que tenemos en el arte de pensar que lo de fuera es siempre mejor y que no hay nada más triste que lo nuestro...
Incansable, Nuria Espert remata las últimas funciones de "La loba", y ya tiene montaje a la vista. Volverá a colaborar con Gerardo Vera en una producción inspirada en los monstruos que mantienen en vela a Macbeth y a su ambiciosa esposa, Lady Macbeth. Lógicamente, la obra está siendo trazada por Marc Rosich, quien no teme enfrentarse al original del señor Shakespeare. Gran desafío, sí señor.
Ahora Blanco, el imputado José Blanco. ¿Por qué? ¿Por qué hay editores, especialmente en la casa Planeta, que ofrecen esos anticipos a políticos con tan poco que decir y tanto que callar? Sus memorias no las escriben ellos, sino sus negros... ¿Será porque venden? Tampoco. Buena parte de las cosas publicadas por gentes de la política no han dado buenos réditos a las editoriales, incluso han perdido dinero. Está claro que en papel tampoco nos los creemos. ¿Por qué entonces se juega esa partida? ¡Ay, esos jóvenes sin editor y con talento!