Fernando Aramburu



Como la materia oscura, el futuro es invisible, lo que permite a cada cual imaginarle la forma (fatalista, esperanzadora) que juzgue conveniente. Se sabe que vendrá porque, de lo contrario, el universo se habría terminado y sin embargo ahí anda. El principal productor de futuro es el pensamiento humano. Los hombres poseen la facultad de inferir el tiempo venidero basándose en el hábito de ver amanecer todos los días. El dadivoso futuro nos obsequia con sueños, proyectos, utopías y gloria eterna, de paso que nos maltrata con incertidumbre, angustia, vejez y tumba. Nos hace y nos deshace y, en parte, es obra nuestra. Nuestros aciertos y yerros condicionarán la vida de hombres ulteriores. Que estén tranquilos, pues podrán desquitarse con las generaciones siguientes. El problema de este y de todo tiempo lo definió Paul Valéry en su célebre frase: "El futuro ya no es lo que era".