Fernando Aramburu



¿Pruebas fehacientes? Ninguna. ¿Suposiciones, inferencias, conjeturas a lo Sherlock Holmes? Las que caben en un libro que rebasa las trescientas páginas. Por tanto, muchas. No es forzoso creer que Díaz del Castillo pasara de ochenta y cuatro años cuando escribió su crónica. ¿Cuántas veces es el prefacio lo último que un autor redacta? Y si al cronista, en su retiro de anciano, le fallaban la vista, el pulso y la retórica, ¿acaso no había escribientes? Los argumentos de Christian Duverger contra la autoría de Bernal Díaz del Castillo son detectivescos; su libro, una cosa parecida a una novela de asunto académico que distraerá a los aficionados a las incógnitas. No obstante, el libro podría obrar un efecto positivo: atraer lectores a esta cima de la literatura universal que es la Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo o de quien sea. En cuanto a Hernán Cortés, qué más quisiera.