Image: Las sonrisas de Coetzee

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Opinión

Las sonrisas de Coetzee

Por Fernando Aramburu Ver todos los artículos de Fernando Aramburu

6 septiembre, 2013 02:00

Fernando Aramburu

- Lea la crítica de La infancia de Jesús, de Coetzee

Coetzee leyó meses atrás, en Fráncfort, pasajes de La infancia de Jesús. De acuerdo con su costumbre, no admitió preguntas al final del acto. Este hombre delgado, pálido, metido ya en la senectud, se resiste a explicar sus novelas. Al término de ciertos fragmentos, miraba al público y sonreía. Los personajes atrapados en situaciones laberínticas, pero cotidianas; enigmáticas, pero no insólitas, y la mirada del autor en busca de complicidad risueña en el auditorio evocan aquellas bromas literarias de Kafka que aún ponen los pelos de punta. Este viejo camino de la literatura narrativa es antiguo y no muy transitado. Consiste en no narrar al hombre como sujeto histórico. Esto, ignoro por qué, irrita a muchos. Y a otros, que no se sienten legitimados a cuestionar las dotes literarias de un premio Nobel, los mueve a dilatadas interpretaciones y a confesar su desconcierto. Prefiero la sonrisa.