Image: La donjuanía

Image: La donjuanía

Opinión

La donjuanía

1 noviembre, 2013 01:00

Mario Vargas Llosa, José Manuel Blecua, Julio Manrique, Daniel Martínez

Ni Vargas Llosa, ni Blecua, ni García de la Concha. Los verdaderos protagonistas del VI Congreso de la Lengua de Panamá fueron los 1.200 maestros locales que participaron en todas las sesiones, sin dejar un aula vacía. Pertenecen a la Red Nacional de Docentes de Español, galardonada con el ASALE de fomento de la lectura que conceden las academias, y vaya si tienen trabajo por delante. Porque bienvenidas sean al diccionario las palabras propias del español-panameño, incluso su propio diccionario, pero lo que va incrustándose en el lenguaje de cada día son anglicismos que lo hacen incomprensible.

Que nazca hoy una editorial me parece un milagro. Que nazca con voluntad literaria, buen diseño, autores españoles y tres colecciones, es para quitarse el sombrero. El valiente es Imanol Bértolo que ha puesto a su proyecto el nombre de Papelesmínimos, que publicarán novela, poesía y gráfica. Abren fuego Retrovisor, de Martín López Vega, con poemas elegidos de sus 20 años de versos; la novela de José Luis Cancho, Lentro proceso, y 33 dibujos, de LPO, un elocuente recorrido ilustrado de caracteres humanos. "¿Adónde pretendes llegar? ¿A un palacio de jade? ", escribe el poeta. ¿Y por qué no?

Muy valiente me parece también la iniciativa del Romea de Barcelona con las lecturas dramatizadas del Don Juan y la Don Juanía de Salvador de Madariaga (hoy es el gran día del personaje). El teatro celebra su 150 cumpleaños con pastel y velitas, como mandan los cánones pero sin grandes fastos. Eso sí, qué mejor celebración que el éxito de obras como Un aire de familia para culminar el aniversario. Julio Manrique y Focus (con Daniel Martínez a la cabeza) han dado al Romea el impulso necesario para su renovación.

Sí. Estaba claro que la experiencia de la Fiesta del Cine no iba a dejar las cosas como estaban. Por lo pronto, varios productores están planteándose la guerra abierta contra los exhibidores, que según ellos son el gran lastre del negocio cinematográfico. Uno de los productores más activos de hoy, pieza imprescindible de la renovación cinematográfica, me asegura que, aún a riesgo de convertirse en un proscrito, está dispuesto "a desafiar el tradicional sistema de exhibición y la avaricia sin fin de los exhibidores". Solo reclama su justa parte.