Image: Amor a los cerdos

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Opinión

Amor a los cerdos

Por Agustín Fernández MalloVer todos los artículos de 'Ctrl+Alt+Supr'

8 noviembre, 2013 01:00

Agustín Fernández Mallo

Marvin Harris, antropólogo y artífice del llamado materialismo cultural, es autor de toda una serie de libros en los que acerca esta disciplina al gran público. En Vacas, cerdos, guerras y brujas (Alianza), hay un largo párrafo acerca de la porcofilia, que me merece la pena citar:

"El amor a los cerdos no se alcanza simplemente mediante un entusiasmo gustativo por la cocina de la carne del cerdo. El amor a los cerdos es otra cosa. Es un estado de comunión total entre el hombre y el cerdo. Mientras la presencia del cerdo amenaza el status humano de los musulmanes y los judíos, en el ambiente en el que reina el amor a los cerdos la gente sólo puede ser realmente humana en compañía de ellos. El amor a los cerdos incluye criar cerdos como miembros de la familia, dormir junto a ellos, hablarles, acariciarles y mimarles, llamarles por su nombre, conducirles con una correa por los campos, llorar por ellos cuando están enfermos o heridos y alimentarlos con bocados selectos de la mesa familiar. Pero el amor a los cerdos incluye también el sacrificio obligatorio de los cerdos y su consumo en acontecimientos especiales. El clímax del amor a los cerdos es la incorporación de la carne del cerdo a la carne del anfitrión humano y del espíritu del cerdo al espíritu de los antepasados. El amor a los cerdos significa honrar al padre fallecido matando a palos la cerda predilecta ante su tumba y asarla en un horno de tierra cavado en el lugar".

Bien, cámbiese cerdo por cultura y veremos cómo por arte de magia ese pasaje arroja luz al modo en que Gobiernos y poderes de todo tipo acostumbran a tratar a los productos culturales. Un bipolar amor-odio que para todo les vale.