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Opinión

Plataformas

6 diciembre, 2013 01:00

Ignacio García May

Decir que hay que defender la cultura es una absoluta simpleza, como cuando las misses piden la paz en el mundo. No conozco a nadie que esté en contra de la cultura. Hitler también la defendía en público, y Stalin, y hasta aquel carnicero asqueroso de Mao, que incluso hizo una Revolución Cultural en la que, básicamente, se cepilló a toda la cultura china (y a algunos millones de chinos más). Estoy seguro de que si le preguntaran a Rajoy también respondería que está a favor de la cultura; y sin ambigüedades, pese a que es gallego. El conflicto empieza cuando nos dejamos de vaguedades y empezamos a concretar. Si defender la cultura es fomentar materias como la música y el teatro en los colegios, cuidar nuestro patrimonio para que todos los ciudadanos puedan disfrutarlo, establecer y respetar unas reglas del juego justas para las industrias culturales, entonces también yo estoy de acuerdo. Pero si de lo que se trata es de seguir regalándole dinero público de forma genérica a cualquier prójimo que pase por allí diciendo que es artista y exigiendo su derecho a expresar sus angustias y sus conjeturas estéticas, entonces que le vayan dando, y mucho, a la cultura. Con lo del IVA, por ejemplo, que es algo muy específico, estamos todos de acuerdo. Todos menos Montoro, que él sabrá por qué quiere destruir una industria que, si se cuidase sólo un poquito, podría, entre otras muchas cosas, proporcionarle grandes beneficios al país. Pero casi todo lo demás en estas plataformas suele ser un mejunje de corporativismo envuelto en sentimentalismo, una suma de descontentos individuales, algunos legítimos y otros no, que no sirve para arreglar los problemas del sector.