Opinión

2013: El IVA arrolla, la creación se crece

27 diciembre, 2013 01:00

Especial: Lo mejor del año

Sobrevivir ha sido la aspiración de la mayor parte de los creadores y gestores culturales en este agujero negro de cuatro dígitos: 2013. Año durísimo, que ha debido afrontar un IVA insoportable, unos recortes presupuestarios que han diezmado la actividad de las instituciones culturales, la decepción por una Ley de Mecenazgo que no llega nunca, la huida de muchos "consumidores" de cultura por la aguda y larga crisis económica del país y la sensación generalizada de que no es la cultura una prioridad para este gobierno. Sin embargo, 2013 tiene otra cara: la de los creadores. En literatura y en teatro, en arte y en cine, en música, en ciencia... ha sido un año brillante.

Pese a las dificultades, el sector editorial ha proseguido este año su via crucis, dañado por la doble crisis, la general económica y la más particular que atañe a su conversión digital, a la piratería y a la deserción del lector. Si 2012 terminaba con bajadas del 10% en la venta de libros, este año, según Cegal, los descensos superarán el 16%. Mientras, las librerías tradicionales van cerrando - 1.500 en el último lustro- y los nuevos espacios híbridos van haciéndose hueco en toda España. El libro digital, por su parte, que parecía imparable, ha sufrido este año un estancamiento y se alzan más fuerte las voces que auguran la resistencia del papel. ¿Y los creadores? A juicio de nuestros críticos, la cosecha de 2013 ha sido más que notable y, ojo a la otra orilla del español, que emerge una prometedora generación de narradores brillantes.

El arte no es una excepción, por lo que tampoco aquí las políticas culturales han estado a la altura de las necesidades del sector. Eso sí, a medida que flaquean las becas y los premios, los jóvenes artistas se organizan y se consolidan los colectivos y los espacios de producción, ya que son los pequeños centros de arte que se ocupaban de ellos los más afectados por la crisis. Los museos, en general (con la excepción del Reina Sofía) han sufrido la merma de visitantes, y en algunos, como el Musac de León, ha hecho mella la injerencia política provocando la salida de su directora. Hay que añadir que cada vez son más habituales los centros sin dirección: un concurso para comisariar la temporada resulta siempre más barato. Por su parte, las galerías mantienen el tipo gracias a las ventas internacionales, y algunas abren sede fuera de España.

La salud del teatro español tiene dos lecturas. En términos creativos, el ejercicio arroja unos resultados brillantísimos. Variedad de formatos y géneros, ingenio a raudales, trabajo concienzudo y mucho sacrificio... Son algunas de las virtudes recurrentes con las que topamos al repasar la cartelera. La lista de los montajes ganadores confeccionada por nuestros críticos es una muestra patente. Especial mención merece la red de salas pequeñas, que está sosteniendo el pulso de las artes escénicas. El reverso de la moneda es la precariedad económica con la que tiene que lidiar el gremio. Los estragos del IVA han sido devastadores: caída de la recaudación, del número de espectadores, teatros abocados al cierre, giras canceladas... Al menos el INAEM ha movido ficha con su Plan Platea.

En el territorio musical dos nombres han marcado el año: Verdi y Wagner. El Teatro Real acaparó todos los focos mediáticos: el relevo de Mortier por Matabosch fue un vodevil con trasfondo dramático por la enfermedad del belga. Mientras, las orquestas sinfónicas hacen números para sobrevivir. Nadie duda que se pueden ajustar sus presupuestos pero dejarlas caer sería diezmar gravemente nuestro patrimonio cultural.

La poca estima e incluso el maltrato hacia el cine español es desde hace tiempo una creencia común entre las gentes del sector. El mismo ministro que denigró "la calidad" de nuestro cine fue el que hirió de muerte la supervivencia del cine en salas (y de las salas) con la subida del IVA. Todo esto ha ocurrido no solo en el año en que "la fiesta del cine" vino a demostrar que el público sí quiere ver cine en las salas (pero más barato) y que el vigor creativo de nuestros cineastas ha entregado películas de un valor extraordinario y en el que se ha consolidado el relevo generacional. En esta España valleinclanesca tenía que surgir una obra tan definitiva como Gente en sitios.

El año científico ha sido pródigo en acontecimientos pero ha continuado la diáspora científica, ya irreversible. De momento, el CSIC, nuestro buque insignia, sale de la UVI con la reciente inyección de casi 100 millones y remonta el vuelo con un riguroso plan de ahorro. Si ha habido un milagro, ése ha sido el de su presidente Emilio Lora-Tamayo.