Fernando Aramburu

Lo dice Saviano, que ha mirado dentro. El de la cocaína constituye en la actualidad el negocio más floreciente del planeta. Perico mueve ingentes sumas de dinero. Hay que blanquearlas porque, claro, debajo del colchón ni caben ni sirven y los calcetines de la abuela ya están llenos. Así pues, hacen falta bancos, empresas, intermediarios y personal, en fin, que abra la puerta. Muchos trabajan en la tahona sin mancharse las manos de harina, puede que sin conciencia de su condición de panaderos. ¿Y si se legalizaran la producción, el transporte, la venta, el consumo de cocaína? Ya antes de Saviano lo propusieron otros y en algunos países han probado algo parecido con María sin que se haya caído el mundo. Un poco extraño resulta que se proteja la salud de los ciudadanos con barreras legales a cuya sombra se acumula cada año un número descomunal de cadáveres.