Image: Cuento chino

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Opinión

Cuento chino

28 marzo, 2014 01:00

Fernando Aramburu

Érase una mujer, concubina del emperador chino hace ya bastantes lluvias, o sea, en el siglo XIX. Y se llamaba Cixí, aunque pronunciado el nombre de este modo, a la española, en Oriente no lo entendería nadie. Total, que se murió el emperador, dicen que de propasarse con el opio, allá él. La hábil Cixí se cepilló a sus rivales, volvió a la Ciudad Prohibida, salvó la dinastía, ejerció el poder en plan monarca regente o como se diga. Pero se le murió el hijo, qué fatalidad. Y ahora, ¿qué? Pues nada, puso en el trono a un sobrino, Guangxu, que suena como Juancho, pero no. Este salió débil. Ella lo tuvo que manejar desde la sombra. Conque Cixí continuó mandando hasta que murió en 1908 y ahora la alaban, una mujer, fíjate, en el trono imperial de China, y aquí se acaba el cuento y fue verdad.