Carmen Ballcels, Zoe Valdés, Cesc Gay y Ricardo Darín

No acabo de comprender ese entusiasmo periodístico por el anuncio de compromiso entre esas dos grandes agencias literarias, las mayores del mundo, según dicen los entusiastas.Carmen Balcells y Andrew Wylie se casan, ¿y? ¿En qué nos beneficia a ustedes y a mí, simples lectores? ¿Acaso nos invitan a la fiesta? Ni lo sueñen. Más aún: ¿en qué beneficiará a los escritores vivos que no sean superventas? En nada, no lo duden. Los más afectados de esta operación financiera que bien poco tiene que ver con la literatura son los editores. Están temblando, me dicen por lo bajini. En fin, que sea para bien, pero qué sospechoso resulta que la mayoría de los grandísimos escritores que representa Wylie hayan tenido antes que morirse. ¡Ay, esas viudas!



La presencia de Zoé Valdés y sus críticas a la presidenta Cristina Kirchner han logrado lo que no consiguió la polémica inauguración de Vargas Llosa en 2011: la dimisión de la directora del evento, Gabriela Adamo, que niega la mayor, o sea, que abandone por presiones políticas mientras se escuda en el cansancio y el deseo de promocionar de otra manera la lectura. La prensa argentina, sin embargo, insiste en culpar a editores "cercanos al kirchnerismo" del "maltrato recibido", con "discusiones demasiado acaloradas y cansancio por objeciones políticas sobre cada autor convocado". Aquí, afortunadamente, lo importante es lo que es, fomentar el libro y vender.



Hubo un tiempo no muy lejano en el que piezas maestras de arte español, claustros medievales incluidos, eran expoliados y acababan en el extranjero. Pues bien, el tráfico ilegal de tesoros arqueológicos sigue asolando Iraq, Egipto o Colombia, donde hoy un turista puede comprarlas por unos pesos: al parecer, según "El Tiempo" de Bogotá, un "calambuco" puede venderse hasta en 1.200.000 pesos (450 euros) y las urnas funerarias, según sus grabados y decoración, las ofrecen en el taxi o en el hotel desde 350.000 pesos, unos 130 euros.



Truman es el nombre con el que ha bautizado Cesc Gay a su nueva película, una oda a la amistad que mezclará ironía, ternura y comedia. El director, tras Una pistola en cada mano, repite experiencia con Ricardo Darín y Javier Cámara para encarnar a Julián y Tomás, los protas. El rodaje comenzará después del verano.