José Manuel Caballero Bonald, Darren Aranosky, Álex Rigola y Jeff Bezos

Poquitas. Memorias interesantes, de autor español, sinceras, equidistantes del ajuste de cuentas y la oda laudatoria... pocas, sí. Que recuerde ahora (aunque habrá más) las de Castilla del Pino, Jesús Pardo, Giralt Torrente y José Manuel Caballero Bonald, que nunca se ha andado con tonterías. En Memorial de disidencias, la recomendable biografía que Julio Neira ha escrito sobre el poeta, lo cuenta todo. Esto que les cuento yo ahora no aparece en el libro, pero es pura verité: "Qué tal Pepe, qué estás preparando ahora? Poco, musita el poeta. Hoy, en concreto, abriendo cajones y rompiendo papeles, que con las viudas nunca se sabe". Otra grande que no se calla es Ana María Matute. Y sí, me aseguran que por fin ha entregado a Destino su próximo libro. ¿En otoño será?



Recuperándome aún de la experiencia cinematográfica de Noe (me ha gustado, no crean), me entero que su director, Darren Aronofsky, será el próximo en sumarse a la fiebre televisiva. Ha firmado con la HBO, reina de la teleficción, para desarrollar una serie sobre la trilogía post-apocalíptica MaddAddam, de Margaret Atwood. Parece que ya lo intentó antes con una serie sobre magos, y que la jugada no salió.



La Bienal de Venecia, en su vertiente escénica, se pone en marcha. La danza es la primera en exhibir armas, a partir de este jueves. Y a finales de julio Álex Rigola, ya muy asentado en la ciudad de los canales, desplegará la artillería teatral en La corderie del Arsenale (los antiguos astilleros). Será la primera vez que se utilice y Rigola está encantado por sus infinitas posibilidades. Allí veremos a Mark Ravenhill, Jan Pappelbaum, La Zaranda, Lluís Pasqual...



La guerra editorial se recrudece: todos contra Amazon. El gigante radicaliza su política de precios bajos penalizando a aquellos grupos que, como Hachette o el alemán Bonnier, se han negado a reducir sus márgenes para vender sus títulos en la multinacional. Amazon no se anda con chiquitas y los ha expulsado dejando claro quién manda allí. No seré yo el que defienda unos precios bajos a toda costa que aniquilen la pluralidad. Pero me pregunto, ¿cuándo editores, libreros y otros damnificados van a competir con la empresa de Bezos con unidad y buenas ideas? Todos saldríamos ganando.