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Opinión

Adaptaciones

18 julio, 2014 02:00

Fernando Aramburu, Marina Abramovic, Ouka Lele y Vicente Molina Foix

Los traductores están en guerra. Una vez más, sí. Y una vez más con razón. Si repasamos los clásicos que se estrenan estos días en la multitud de festivales vemos que muy pocos son traducciones del texto original. Salvo casos muy contados, con traducciones solventes, la mayoría se esconde bajo el término de "adaptación" que firma por lo general alguien del mundo del teatro que sabemos que no tiene conocimientos de latín ni de griego. ¿Entonces? Pues imagínenlo: un poquito de aquí y otro de allá de las traducciones existentes, y a cobrar. Y a los auténticos traductores que han empleado años en verter al castellano las obras, ni las raspas. Y se quejan, claro. Y yo con ellos.

Voy a insistir: nuestros narradores están haciendo Marca España de la buena. En Italia surcan las librerías I nuotatori (Los nadadores), de Joaquín Pérez Azaústre, al que La Reppublica dedicó una doble página de alabanza la semana pasada; también triunfa en Gran Bretaña El invitado amargo de Vicente Molina Foix, que abrió la sección Fiction del legendario TLS (The Times Literary Supplement) a toda página, con la peculiaridad de tratarse de un libro que no está traducido aún. Y me alegro especialmente, no sólo por su repercusión sino por lo que ésta significa, del éxito de Fernando Aramburu en Francia, gracias a Années lentes (Los años lentos). Seguiré atento.

Ha causado indignación entre los teóricos del arte y no me extraña. Hablo de Marina Abramovic, que se ha puesto a los pies de Adidas para lanzar una campaña coincidiendo con el Mundial y adaptando una de sus míticas performances, Works Relations, que hizo en 1978 con su ya archiconocido ex Ulay. Qué cansancio de mujer. Quizá ustedes lo llaman arte pero yo lo llamo money, money, money. Y las fotos de Ouka Leele a los de Sálvame... no sé ni cómo llamarlo.

La compañía japonesa Ksec Act se la juega de nuevo en Festival de Olmedo, que arranca hoy con Laila Ripoll. Tienen descaro estos nipones. En 2008 levantaron La Celestina. Un año después se atrevieron con Fuenteovejuna. Pero el desafío lo elevan al cubo en esta edición. El lunes 21 defenderán su versión de El caballero de Olmedo. Escenificarán a Lope con criterio, sensibilidad y hondura. Un montaje para no perdérselo.