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Atroz paraíso
Fernando Aramburu
Perdida la guerra, Francia, que está ahí cerca, fue un destino natural del exilio republicano español; los países hispanoamericanos, con México a la cabeza, las opciones más aceptables. La lengua compartida y la cercanía cultural abrían posibilidades laborales y de integración social que otros lugares no podían ofrecer al exiliado carente de formación académica, poco o nada versado en idiomas. Menos numeroso, el exilio español en la Unión Soviética es con diferencia el más duro y el más triste. También el más opaco. Aún quedan archivos clausurados. Así y todo, tras un largo periodo de silencio, la historiografía ha ido recuperando para nuestra memoria la suerte de aquellos olvidados, con algunos de los cuales sus familiares nunca supieron que pasó. A Franco no le interesaron gran cosa; eran del bando enemigo. A una parte de la izquierda española, tampoco, pues ponían en entredicho la versión idílica del paraíso soviético
