Gonzalo Torné

Ahora que el espacio exterior parece menos lejano que nunca, como si después de tantas idas y venidas a la luna y a Marte la galaxia se hubiese contraído, empiezan a aflorar en la Red tentativas para proyectar en la realidad una de las fantasías recurrentes más acariciadas por la ciencia-ficción: la colonización de espacios más allá de nuestra finísima atmósfera.



Por lo menos tres proyectos concurren (y se despliegan en el Red) con el mismo propósito: expandir la raza humana por la galaxia. El primero de ellos, comandado por Bryan Versteeg, se pregunta cómo debería ser una colonia terrestre suspendida en el espacio. Versteeg, que también se ha interesado en la construcción de edificios en la superficie de Marte y en cómo incrustar plataformas en asteroides, desarrolla su "plan realista" en varios vídeos: se trataría de articular una especie de cilindro capaz de orbitar una estrella (cuya energía generosamente difundida alimentaría las baterías de la estación). Los habitantes se situarían en los lados curvos de la estructura para aprovechar los beneficios de la realidad invertida. En los videos de Versteeg (de incuestionable interés estético) se aprecia que la estación estaría dotada de casas, de una profusa vegetación, lagos y de estupendos campos de hierba para jugar al futbol o al béisbol.



Nader Khalili está trabajando desde 2007 en un nuevo material bautizado con el enfático nombre de "superblock": se trataría de una clase de adobe que combina unos sacos de arena de forma tubular y el alambre de espino de tal manera que las casas resultantes (plantas redondeadas acabadas en domos) son capaces de resistir a los terremotos, y también podrían supuestamente superar el paso de un huracán o el impacto de un maremoto.



Las viviendas de Khalili tienen un evidente uso práctico en nuestro planeta (donde si un recurso sobra es tierra para el adobe), pero su arquitecto insiste en que estos domos inspirados en la arquitectura antigua de su Irán natal serían ideales para eventual colonización de la luna. Khalili se ha quejado de que la NASA nunca ha considerado con interés suficiente su proyecto, pero la solución está en la Red, para que la consulten los futuros colonos.



ZA architects lleva algunos años planteando con la mayor seriedad una colonización subterránea de Marte. En su página web se aprecia con claridad la combinación de efectos matemáticos, físicos, estéticos y visionarios de este proyecto arquitectónico. Se trataría también de asentamientos permanentes como los de Khalli, pero utilizando materiales locales en un lugar de tierra y alambre, y un equipo robótico para cavar enormes grutas en la superficie de basalto, con cuyas fibras se construirían los suelos. Las cuevas de basalto resultante tienen el aspecto de una catedral (marciana) y si no he entendido mal en su interior se podrían cultivar espárragos.



Si tiene razón Zizek y el auge de las películas cataclísmicas se explica porque la humanidad, incapaz de imaginar cómo podría mejorarse este mundo, fantasea con destruirlo, estos proyectos responderían a una salida alternativa: la huida del planeta.

Arquitectura expandida

No sé yo si el nombre les convencerá (pedacicosarquitectonicos.com) pero si se deciden a visitar la página encontrarán una de las más imaginativas y simpáticas páginas sobre arquitectura de la Red, gestionada por un grupo de estudiantes murcianos. De entre las muchas secciones destacaría la dedicada a "fusilamientos", ya sean copias más o menos flagrantes entre profesionales o bien "apropiaciones" que el cine ha hecho de edificios o proyectos preexistentes. También son interesantes las páginas dedicadas al análisis de la arquitectura en el manga en los videojuegos y en cine. Aunque mi sección favorita la han titulado "arquitectura tangencial" y el internatura curioso podrá informarse allí de cosas tan dispares como el arte del alcantarillado, la impresionante "arquitectura animada", las cicatrices urbanas, las catedrales del desierto, o ver una serie de diseños (para el Tower Bridge, para el Monumento a Washington o para la Ópera de Sydney) que nunca llegaron a construirse.