Image: La helada claridad

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Opinión

La helada claridad

3 octubre, 2014 02:00

Jorge Carrión, Pep Tosar, Thomas Bernhard y Alberto Rodríguez

Ahora resulta que la literatura debe cruzar las redes con pies de plomo no vaya a ser que alguien se moleste. Estoy hablando de twitter, donde nadie está a salvo excepto, según veo, los escritores. Lo de las Letras es desalentador: En el territorio donde ponerse a caldo es la norma, los escritores circulan, todos lánguidos y buenos, dándose parabienes, ;-), dedicatoria va, reseña viene, y viceversa. Ríanse ustedes de otras puertas giratorias. Los escritores de ayer se retaban, pero los de hoy se masajean. Así que no me sorprende que con este buenismo reinante, algunos (ahora estoy hablando de Jorge Carrión), ante una broma bastante blanca, pidan explicaciones. Ah, ¿que hay que pedir permiso para hablar de Carrión? Yo que creía que le gustaba... ¡Albricias, buenas noticias al fin!: el sector del libro recupera el optimismo ante los últimos datos, que confirman que por primera vez desde 2011 no desciende la actividad editorial y que el número de ISBN comprados por las editoriales durante estos meses han sido 39.910 frente a 30.540 en el mismo período de 2013, un 30% más. Ahora necesitamos que además de mucho, se edite mejor. Sí, nos conformamos con pocos pero buenos. Vayan a ver a La Abadía Con la claridad aumenta el frío, de Pep Tosar, una obra armada con textos de Thomas Bernhard de su libro Mis premios. Ahora que entramos en temporada rescato aquel volumen y miren lo que me encuentro sobre el Premio Nacional Austríaco de Literatura: “Ahora tenía que ir precisamente a ese ministerio y dejar que aquella gente a la que detestaba profundamente me colgara un premio que detestaba. Me había jurado no volver a pisar aquel ministerio, en el que siempre reinaba la estupidez y la hipocresía, pero ahora llevaba aquella camisa de fuerza...”. Indomable. A pesar de la tormenta perfecta que desde hace años se cierne sobre el cine español (con impagos gubernamentales, recortes, subidas del IVA, paralización de incentivos fiscales y mecenazgo, etc.) ha alcanzado la cuota de espectadores más alta de su historia, el 23'6%. Y eso que aún están por cuantificar los estrenos de La isla mínima, de Rodríguez, y Torrente 5, de Segura. Si mis fuentes no fallan, a final de año la cuota se acercará al 30%. Qué cerca del 35% francés.