Fernando Aramburu
Les ha pasado a otros. Nacieron pelirrojos, orejudos, regordetes. El padre de Alexandre Dumas nació mulato como consecuencia del apareamiento de un aristócrata francés y una esclava, esta, sí, negra. Más insólito resulta haber llegado con el referido color de piel a general del ejército napoleónico. Por lo demás, esgrima, batallas, prisión, no dejan de ser los componentes habituales por entonces de una vida pródiga en peripecias. Mas lo que hace a la figura digna de perdurar en el recuerdo de los amantes de la literatura es que procrease al autor de El conde de Montecristo. Claro que de ahí a afirmar que fuera trasunto exacto del protagonista de dicha novela, sin más cambio que el del nombre, hay una distancia que difícilmente se recorre sin ayuda de la credulidad. No hemos olvidado que al conde lo caracterizaba una extrema palidez. Las matemáticas aseguran que Historia + ficción = ficción.
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