Gonzalo Torné
¿Qué es NaNoWriMo? Pues para empezar por lo más sencillo se trata de unas siglas que responden a National Novel Writing Month. El mes escogido es noviembre y el reto que se propone a los participantes es que escriban en estos treinta días una novela de cincuenta mil palabras, lo que al cambio vendrían a ser unos ciento setenta y cinco folios de Word.Durante este mes frenético los Wrimos (apelativo cariñoso que reciben los participantes) no están solos: pueden participar en foros donde recibir aliento, consejos estratégicos e incluso regañinas. Este es uno de los grandes alicientes de este "reto" y "programa" de escritura, que las alegrías y los disgustos del proceso se experimentan en compañía. Y no se vayan a creer que es una rareza: la participación es altísima, más de 120.000 escritores el último año, de los que 20.000 franquearon con éxito el fin de mes.
Como no podía ser de otro modo el proyecto ha despertado toda clase de interpretaciones bobas y pedantes: hay quien lo define como el mayor festival de novelistas del mundo, y quien no puede resistirse a hablar de "democratización" de la novela, olvidando que la literatura exige la participación activa del lector, y pocas cosas parecen menos democráticas que verse comprometido a leer un 5% de las "novelas" resultantes.
Y, sin embargo, basta pasearse por la página de NaNoWriMo para advertir que la orientación que le dan sus organizadores es bien distinta. Desde el primer momento advierten que sus "clientes" potenciales son personas que han pensado con mayor y menor intensidad en escribir una novela y que se han amedrentado ante el tiempo y el esfuerzo que suponía acumular las páginas requeridas con independencia de su calidad.
Con una saludable clarividencia los organizadores señalan que su programa premia la perseverancia y el entusiasmo, y que con estos mimbres: "no te engañes: vas a escribir mucha basura", pero añaden que precisamente esta rebaja de expectativas es la que permite asumir todos los pasajes tediosos, informes, repetitivos y sin gracia. En otras palabras: lo que facilita NaNoWriMo es olvidarse del lector y terminar de una vez por todas, como sea.
Pero la recompensa de NaNoWriMo no pasa por la publicación ni siquiera por la esperanza de que alguien lea alguna de estas novelas, sino más bien celebrar en grupo que pasado el día 30 de noviembre "empezamos el mes siendo mecánicos, actores desempleados y profesores de inglés y lo hemos terminado siendo novelistas". El premio, de manera bastante consecuente, es un diploma que rellena uno mismo.
Me parece que a quien más se parecen los Wrimos no son a los novelistas inéditos que mueven su manuscrito de editorial en editorial (algunos participantes aseguran que luego "pulirán" el resultado, pero no suenan muy convincentes) sino a los miles de runners urbanos que se entrenan y se inscriben en carreras populares no para ganarlas (ni siquiera, en ocasiones, de competir) sino de compartir en la experiencia de sentirse corredores. O en palabras de los Wrimos: "participar activamente en una de las formas de arte más encantadoras de nuestra era". Lo importante aquí es la diversión.