Image: Sueñan los androides

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Opinión

Sueñan los androides

28 noviembre, 2014 01:00

Javier Fesser, Francisco Ibáñez, Aurora Bernárdez e Ion de Sosa

Más madera que es la guerra. Al grito de Groucho Marx parece apurar el cine español el tramo final del año, con citas en la cartelera que enmiendan y deberían sonrojar a ministros varios. Porque sus producciones no solo tienen calidad, también interesan a los espectadores. El último en disparar la cuota de cine nacional (que superará el 30%, récord histórico) será Javier Fesser con su entretenida, sofisticada y muy profesional entrega de Mortadelo y Filemón contra Jimmy el cachondo. Bien lo sabe Ibáñez: el disparate es un retrato sin ofensa.

Sospechan que Zaragoza puede ser el destino, cada vez con más insistencia. Uno de los grupos editoriales más importantes de España, ya saben, comienza a perfilar muy seriamente su futuro ante el órdago independentista catalán y que éste no pasaría por la capital gaudiana sino que cruzaría a tierras aragonesas, al menos para las editoriales en castellano. Y dicen más: que los editores más destacados preguntan sin fin por destacadas gastrotecas y figones maños, y por museos y actividades de ocio que alivien la imposible nostalgia.

Faltan sólo unos días para que vea la luz el tan temido -y presumen que querellable- El cura y los mandarines de Gregorio Moran (Akal), pero, mientras, hay quien consuela la espera devorando La mala puta de Miguel Dalmau y Román Piña (Sloper), un ajuste de cuentas del biógrafo de los Panero y Gil de Biedma contra escritores, editores, agentes, críticos y lectores aderezada con nombres, chascarrillos y desdén. ¡Ah, si Aurora Bernárdez le hubiese dejado publicar su biografía no autorizada de Cortázar, que el propio Dalmau califica de "magna"! ¿Lo hará ahora, o ya se ha hecho tarde?

Oiremos hablar hasta en alemán de las sombras experimentales que ha arrojado a la pantalla. ¿Estará en la Berlinale? Se llama Ion de Sosa y es un cineasta sin fronteras. Lo demostró con su primera película, True Love, donde se desnudaba para el espectador. Ahora, en connivencia con Luis López Carrasco (autor de El futuro, otra punta de lanza de la vanguardia del cine español), ha terminado Sueñan los androides. Los ecos a Philip K. Dick son claros. Su presentación en Sevilla no pasó desapercibida, pero verán cómo citas festivaleras de alta alcurnia internacional se harán pronto con ella.