Image: Regreso a la aldea

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Opinión

Regreso a la aldea

9 enero, 2015 01:00

Ana María Matute, J.D. Salinger, Valery Gergiev y Emma Watson

Ya queda menos. A partir del próximo mayo, y por primera vez en los doscientos años de la Institución, una mujer, Sara Danius, presidirá la Academia Sueca en sustitución de su sempiterno secretario general, Peter Englund. ¿Imaginan un arrojo similar en la Real Academia Española? ¿Cómo habría sido la docta casa, de haberla dirigido Ana María Matute o Carmen Martín Gaite, que nunca quiso formar parte, o María Moliner, a quien nunca quisieron allí?

No sólo de ruizafones ni anatomíasdegrey vive el lector. También de joyitas rescatadas como La aldea de la jungla, la novela ambientada en Oriente que escribió Leonard Woolf tras vivir siete años en Ceilán como cadete del Servicio Civil primero y como magistrado después, y regresar en 1911 para casarse con Virginia Stephen, la hermana de uno de sus íntimos amigos, que luego ensombrecería la fama de su marido con novelas como Al faro. Ahora Ediciones del Viento lanza la novela de Leonard junto a tres relatos inéditos en español, mientras sigue la incertidumbre de si se publicará al fin, este 2015, el relato inédito de Salinger que anunciaron sus biógrafos el año pasado.

Lo esperamos todo, sí, de este 2015, pero hay fechas que ya están marcadas en el calendario cultural. Una de ellas es la celebración de los 150 años de vida del Orfeón Pamplonés (el otro Orfeón). Nació en 1865 y en su curiosa acta fundacional quedó sellada su proletaria misión: "Difundir la instrucción musical entre los obreros". La efeméride es el 19 de marzo, día elegido para una celebración de postín: comparecerá en el Baluarte de la capital navarra junto a la Orquesta Mariinsky de San Petersburgo y su enérgico director, Valery Gergiev.

Ya ha terminado su nueva película pero aun no sabemos si será española. La productora de Regression, el último thriller de Alejandro Amenábar (protagonizado por Ethan Hawke y Emma Watson), parece que no sabrá hasta última hora si podrá concurrir a los Goya y al Oscar a Mejor Película por España. Ya ocurrió con Lo imposible, que era producción nacional pero al rodarse en inglés y con estrellas internacionales el Ministerio de Cultura no se aclaraba, no así el de Hacienda, ya que para la cuota de mercado del cine español sí computaba como producto nacional. Montoro y la cultura, ay, ay, ay!!!