Adolfo Bioy Casares, Jean Nouvel, Pierre Boulez y Juana de Aizpuru

Qué mal han hecho tantos trabajos en los medios sin pagar y tantos balances de cuentas sin cuadrar! Sólo así se explica, que no justifica, la desvergüenza de algunos editores. Me cuentan que desde hace unas semanas un nuevo sello, Creatividad en las Letras, invita a "personas creativas, llenas de vida, palabras dulces y que puedan llegar a los más pequeños y los más grandes de una manera tierna y sencilla", a colaborar en la editorial de manera voluntaria. La única compensación será aumentar el curriculo de los autores, dibujantes y traductores enrolados, y que si sus familias y amigos se comprometen a comprar unos ejemplares, los "voluntarios" recibirán un tanto por ciento de esos, que no de todos... ¡Menuda Ong!



Como si de un desconcertante thriller se tratara, el caso Bioy Casares sigue abierto: tras descubrir que dejó miles de páginas y fotografías inéditas y que su biblioteca duerme en cientos de cajas sin destino, ahora resulta que sus derechos de autor no están en manos de la familia sino en las de su no-viuda. Mientras estaba casado con Silvina Ocampo, Bioy tuvo una aventura con Sara Demaría, madre de su único hijo varón, Fabián ,y cuando éste murió en 2006 fue ella quien heredó los derechos de autor, así como el resultado de los pleitos que su hijo entabló contra sus sobrinos. Y las querellas continúan.



Después de su larga y perdida batalla con el Ayuntamiento, la galería de Oliva Arauna echa el cierre por falta de negocio. No es la única, aunque ella haga más ruido. Otros espacios artísticos han ido desapareciendo de la ciudad silenciosamente, como la galería Inés Barrenechea, Distrito4 y Moriarty, qué lástima. También ha dicho adiós la sede madrileña de Joan Gaspar, que ve que la cosa no da para el doblete. Y me consta que el quejío de algunas veteranas, Juana de Aizpuru & cia, llega cada vez más lejos, incluso hasta ARCO.



Apuesta valiente y a largo plazo la de París arrimando la música clásica a la banlieue. El sueño de Boulez lo ha cristalizado Nouvel, arquitecto de la Philarmonie, la nueva sede de la Orquesta de París. Los ecos del Réquiem de Fauré, partitura con la que han arrancado los conciertos, irradiaron hasta el barrio de Pantin, donde rastreó la policía gala en busca de los terroristas que despedazaron Charlie Hebdo.