Image: Mis chistes, mi filosofía

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Opinión

Mis chistes, mi filosofía

27 febrero, 2015 01:00

Zizek, Álvarez-Novoa, Lissner y Ovejero

Deseaba Wittgenstein una filosofía "compuesta enteramente de chistes". Y el postmoderno, marxista y aún mejor vendedor de lo suyo Slavoj Zizek la coge al vuelo. En marzo, Anagrama publicará Mis chistes, mi filosofía, donde el filósofo esloveno reúne 107 chistes (o chascarrillos) diseminados por su obra. Como el del astronauta Gagarin contándole al camarada Kruschev que en el espacio vio a Dios y a los ángeles. El secretario general le ordena: "Lo sé, lo sé, ¡pero no diga nada". A la semana siguiente Gagarin visita el Vaticano y explica al Papa que, en el cielo "no he visto a Dios ni a los ángeles". Y el pontífice le interrumpe: "Lo sé, lo sé, ¡pero no diga nada!"

Tan cerca y tan reciente aún la publicación de los diarios de Marga sobre su trágico amor a Juan Ramón Jiménez vuelve el autor de Platero y yo con el estreno, el 6 de marzo, de la película La luz con el tiempo dentro, una de las pocas incursiones del cine en la vida del poeta, que encarnan Carlos Álvarez-Nóvoa y Marc Clotet. Dirigida por Antonio Gonzalo asistiremos a un viaje por los versos del Nobel español, por su agitada vida sentimental y por su amistad con grandes de nuestra cultura como Sorolla, Lorca, Alberti o Machado.

José Ovejero ha cruzado los mares para debutar como actor en Puerto Rico: aunque no pretende hacer sombra ni a Vargas Llosa ni a Jodorowski, que bien podría, en Qué raros son los hombres no se limita a leer algunos de sus cuentos sino que los representa asumiendo el papel del protagonista/narrador. Son tres monólogos en un montaje sencillo, con poco atrezzo, "para no depender de nadie: una mesa, una silla, unos pocos objetos, cambio de ropa... eso es todo".

Vaya papelón el de Stephan Lissner en el programa francés Qui étes-vous? El director de la Ópera de París y anterior sovrintidente de la Scala fue puesto a prueba por la presentadora. Con la intención de testar su dominio del género lírico, reprodujeron en directo diversas arias. De cinco solo acertó una de la Carmen de Bizet. Cuando escuchó Son giunta! de La forza del destino, Vissi d'arte de Tosca y Un bel vedremo de Madama Butterfly, lo máximo que pudo hacer fue mesarse la cabellera y guardar silencio. Qué mal rato: me recordó a Peña Nieto enredando títulos y autores en la FIL entre el sonrojo ajeno.