He pateado la Feria del Libro un par de días y me ha producido sentimientos encontrados, digamos euforia y bienestar (he visto a los editores y a los libreros contentos), pero también desagrado, incluso indignación, porque que copen la Feria políticos, mediáticos y youtubers de todo pelaje, no lo puedo evitar, me molesta. Y está pasando. Que haya tanta caseta ajena a la literatura tampoco me gusta. Y tantísima gente, pues... tampoco. Soy rarito, lo sé, pero me asusta que la Feria vaya a morir de éxito. Ni pensar quiero que los escritores y editores que me molan acaben refugiándose en otro sitio. Oigo cosas por ahí, algo sobre un Off Retiro, sólo quimeras posiblemente.



Acaba de cumplir 85 años y anuncia nueva película. Aunque no tiene título aún, Clint Eastwood se embarca en una nueva producción sobre la vida del piloto Chesley Sullenberger, ‘Sully', que se convirtió en un héroe nacional cuando amerizó en 2009 su averiado Airbus 320 en el río Hudson. Producida por el director de Sin perdón y Frank Marshall, tendrá guión de Todd Komarnicki, que ha basado su trabajo en el libro Highest Duty, escrito por el famoso capitán junto a Jeffrey Zaslow. Todo un dream team.



Que Stephen King acabe de publicar novela en EE.UU., casi como cada año, no es noticia, pero quizás sí lo sea que se haya llevado el muy prestigioso premio Edgar y que The New York Times la acabe de señalar con su varita como Libro de la semana en una muy elogiosa crítica de Patricia Wall. Finder keepers se titula lo último del genio del terror y en sus páginas descubrimos un "cuidadísimo y experto estilo" trabajado en favor de "un ejercicio perfectamente forjado de horror cotidiano". Y al acecho, un asesino vicioso, burlesco y muy dañino. Por cierto que, en una entrevista también en NYT, King confesaba no haber leído nunca a Jane Austen y se declaraba fan de Jonathan Franzen, Stieg Larsson y Pierre Lemaitre.



Hace ahora casi 30 años, el pintor César Manrique plasmó su arte sobre un SEAT Ibiza, que se mostró en el Salón Internacional del Automóvil de Barcelona en 1987, y que fue bautizado con el apellido del artista. Ahora la marca de coches vuelve a apostar por el Art Car, poniendo, claro, el diseño de Manrique en circulación.