Image: Aún más bella

Image: Aún más bella

Opinión

Aún más bella

25 septiembre, 2015 02:00

Eloy Tizón

Este verano hemos tenido la suerte de que la filmoteca reponga -oh- La gran belleza. Me fascina tanto como en su estreno, lo que motivó mi primer vértigo de esta serie. En este pase la encuentro menos caótica y más espiritual. Me sigue impresionando la muerte de Ramona, un personaje del que te vas enamorando y que el director fulmina de un plumazo, sin volver a aludir a ella ni mostrar la menor huella en los demás personajes. Ni siquiera te da la oportunidad de compadecerte. Algo tan brutal no recuerdo haberlo visto nunca en cine: en La aventura o en Psicosis, la eliminación del personaje sí tiene consecuencias sobre los otros. Aquí, en cambio, la muerte es una indiferencia, tan vacía como sus vidas superficiales. Me ha parecido una especie de auto sacramental: un viaje de lo frívolo a lo espiritual, subrayado incluso en la elección de la música para la banda sonora: entre la electropachanga y el gregoriano.

La elegancia cínica de Jep Gambardella. Su insolencia de solapas amarillas, pero también su humanidad herida, su pánico de escritor fracasado, muerto en vida. ¿Es La gran belleza una película de zombies? Inmenso Toni Servillo. ""Nuestros trenecitos son los mejores de Roma, porque no van a ninguna parte".

Un hombrecillo discreto de anteojos custodia, en un maletín, las llaves de los principales palacios de Roma. Si eres su amigo, puede que te los enseñe esta misma noche. Ven, acompáñame. Más tarde veremos amanecer desde el Gianicolo. Largos pasillos fantasmales escoltados por estatuas de emperadores y meretrices. Una jirafa entre coliseos. "No es más que un truco, Jep; es solo eso: un truco de magia". Da la impresión de que Sorrentino es el dueño de las llaves secretas del cine, capaz de abrir todas las puertas, mostrar todos los interiores, invitarte a todas las fiestas, para al final dejarte solo, aterido, a merced de la madrugada, y romperte el corazón.