Arcadi Espada

Tengo que preguntarle a Ernesto Hernández Busto por algunas paratextualidades de La ruta natural, un elegante diario, deshuesado y profundo, que tanto se parece a su autor. Esto que parece una obviedad tratándose del género, pero que no lo es, en absoluto: hay escritores que utilizan la retórica del diario para las ficciones, y la más alta, que es la de sí mismos. El libro lo publica la editorial Vaso Roto, la cubierta muestra un kintsugi, es decir un fragmento orgulloso de serlo, Glass fragments dropped... comienza la cita de James Merrill que abre el libro y todas las páginas pueden ser leídas como una apología del fragmento. Hay diarios que no solo se parecen a su autor sino a su editorial misma.

El ensayista cubano, exiliado desde hace mucho en España, ha escrito un libro de lector, especie perdida y hoy abominablemente suplantada por la del escritor soi-disant. Así, lee versos de oscuros trovadores para descubir lo que hace el poeta: Un Bernat Martí occitano: "Entrelazo palabras/y afino los sonidos/de la misma manera que en el beso las lenguas". Pero entre libro y libro el lector permanece. Está la comúnmente llamada vida. La vida, al modo adolescente, se vive; en el modo adulto se lee, y en esa estamos. Los recuerdos leídos. Los cines de La Habana. "Un audible 'hummmm' recorría inevitablemente el auditorio" cuando aparecía alguna escena de comida. La política: "La democracia carece de pathos (...) Tiene poco que hacer en su lucha contra un espíritu mesiánico, cuya fascinación aciaga se mueve en un orden afectivo, destinado a convocar las tumultuosas pasiones de la persona que escucha y obedece".

Y lo más interesante: cómo el autor aplica su oficio de lector a la intimidad afectiva, amorosa o concretamente sexual, la incómoda violencia que su método desprende. La vida es un abrumador plano-secuencia, subjetivo. La única manera de escapar, ¡fragmentariamente!, es la lectura. La de libros donde haya otro y realmente hable, y así descansar del satánico yo.

@arcadi_espada