Arcadi Espada

La política mundial sigue anclada en la tabla rasa. Es decir, en una teoría donde el par nature/nurture se funde para someter la conducta a la cultura. Se reconozca o no explícitamente, la política sostiene que los problemas tienen diversas soluciones y que a la elección de una concreta se le llama, justamente, ideología. No hay política fuera de lo normativo. El primero en poner en duda este razonamiento, que yo conozca, fue Peter Singer con su famoso librito Una izquierda darwiniana (Crítica, 2000). Una de las conclusiones que podían sacarse del ensayo es que el famoso tridente Reagan, Wojtyla, Thatcher no fue el que acabó con el comunismo. Fue la naturaleza humana. De ahí que Singer, un especialista en marxismo y un hombre inequívocamente de izquierdas, subrayara la obligación de la política, en este caso de la política de izquierdas, de someterse a la lógica darwiniana, o lo que es lo mismo, a la evidencia de que la naturaleza humana existe y condiciona la conducta.



Otros autores han recalcado, en la misma dirección aunque partiendo de otros lugares ideológicos, que el triunfo del liberalismo se debe a su adecuación a las premisas naturalistas. Hoy, una de las aportaciones más interesantes a este debate la está haciendo Jonathan Haidt, un psicólogo social, experto en liderazgo y autor de The Righteous Mind: Why Good People are Divided by Politics and Religion. Haidt es el impulsor de la web La Academia heteredoxa . Teresa Giménez ha escrito sobre ella en Tercera Cultura: "La Universidad Heterodoxa pretende 'incrementar la diversidad de puntos de vista en la universidad, especialmente en las ciencias sociales'. Esto podría facilitar el diálogo entre gentes de ideologías opuestas cuyo objetivo es buscar soluciones y no algún tipo de superioridad moral". Esta campaña electoral española va a demostrar hasta qué punto este asunto político clave ni siquiera es despreciado por los políticos locales. Para eso deberían tener una idea de lo que significa y supone.



@arcadi_espada