Cómo cambian las estrategias de comunicación de las editoriales. Atiendan. El sello Navona, dirigido por Pere Sureda, está traduciendo -vía el incombustible Javier Calvo- una biografía de Joan Didion que firma Tracy Daugherty. Sureda le ha pedido a Marta Fernández un prólogo, y ésta no se negará. Yo me he enterado... ¡a través de Twitter!, en donde lo ha anunciado el editor. El interés de la conversación fue creciente. Sureda lo soltó al aire. Retuits, favoritos. Alguien pidió una entrevista con la autora. El editor, paladeando el momento, dijo que sí, claro, cómo no. "¿Para cuándo entonces la traducción? ¡Qué ganas!", terció un lector. Hubo un momento de duda y, por último, el decepcionante y crudo desenlace, en boca del responsable del sello: "Javier Calvo tiene el tiempo que precise. No presiono a los traductores. Pero antes de 2022 seguro".



Margaret Atwood, ya se sabe, es incansable: lo mismo prepara "su" Shakespeare, esto es, su propia versión de La tempestad, que anuncia su debut como autora de novela gráfica para el próximo otoño, dando vida a un nuevo superhéroe, Angel Catbird, o que encabeza un manifiesto de escritores internacionales que exige a las autoridades chinas la liberación del Nobel de la Paz de 2010, el poeta y disidente Liu Xiaobo, condenado a once años de prisión (ha cumplido ya siete), sin que las condiciones de su encarcelamiento se hayan suavizado.



La verdad, me cuesta imaginarme el chotis, el pasodoble y la zarzuela en Omán. Pero a Boadella nada. Los Teatros del Canal, que dirige, han conseguido que la Royal Opera House Muscat (primer coliseo de Oriente Medio) se interese por Viva Madrid. Una antología de la zarzuela. Y allá que se van Bretón, Moreno Torroba, Chapí, Chueca y Vives con una troupe de 150 personas.



La ópera como motor de cambio social. Hoy parece mentira pero en su día lo fue, sí. Buen ejemplo: arias como el Va pensiero de Verdi avivaron el espíritu unificador y patriótico de los italianos. Philip Glass reivindica hoy esa vocación. Por eso ha revisado Appomattox, que estrenó en 2007. Ahora le ha impreso un sello más reivindicativo, dados los tiempos que corren, y para su reestreno escogió, con toda intención, la Opera Nacional de Washington.