Agustín Fernández Mallo

Se cumplen 400 años de la muerte de Cervantes, ¿o de su nacimiento? No sé, la verdad. Podría mirarlo en la Red o en la Espasa-Calpe que conservo, pero no creo que tenga mucho interés el dato; al fin y al cabo lo que importa de Cervantes son sus libros, ¿no es así?, sin libros no hay Cervantes que valga. Pero entonces habrá que leerlos, en especial el Quijote, ¿no? Sí, esto también está claro, hay que leer el Quijote. Pero, ¿si no lo lees qué te pierdes? Esta pregunta ya no sé responderla con tanta seguridad. Me explico: en mi opinión la importancia de un libro no procede del número de lectores sino del número de lecturas originales y creativas que nos son transmitidas. Hemos leído el Quijote a través de Nabokov, Borges, Américo Castro, Orson Welles, Sontag, Sebald, Fco. Rico, Savater y muchos y muchas más. Son sus interpretaciones, dispares entre sí y dispersas en numerosas publicaciones, las que han conformado el valor de ese libro en nuestro imaginario cultural, que es majestuoso no porque lo hayan leído millones de personas -que es condición necesaria aunque no suficiente- sino porque ha motivado ríos de tinta en sus exégetas.

En suma: leer el Quijote es de celebrar, pero no hace falta leer un libro para haberlo leído. Si damos crédito al mecanismo de difusión cultural de los memes propuesto por el biólogo Richard Dawkins (no confundir, por favor, con eso que en la Red llaman "memes"), del mismo modo que trasmitimos nuestros genes a hijos y nietos, cada cultura va enviando unidades de información al futuro, llamadas memes, que están en el "medioambiente cultural" de una sociedad. Cualquier niño nace hoy con Freud y Shakespeare, con Sontag y Scorsese, con Werner Heisenberg y Cervantes, y sabrán de sus obras más que nosotros aunque nunca las lean o vean directamente. Leer no es leer. Leer es interpretar lo que se lee. A veces otros lo hacen por ti.

@FdezMallo