Image: Voluntad política

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Opinión

Voluntad política

6 mayo, 2016 02:00

El gran Chema Prado, factotum de la Filmoteca Nacional durante cuarenta años, los últimos veintiseis de director, se ha jubilado el mes pasado, y por los pasillos del centro hay movimiento. También en algún despacho ministerial (como nada se mueve, cualquier cuchicheo de papeles parece un vendaval). Para el relevo va a ponerse en marcha el Código de Buenas Prácticas y se abrirá un concurso público, o así. Aprovechando el impasse político, José María Lasalle, secretario de Estado, mueve ficha y con las ambiciones para la Filmoteca que a Prado le cortocircuitaron, abandera el nuevo proyecto: poner la Filmoteca al nivel autónomo del Prado, el Reina Sofía o la Biblioteca Nacional. Pero hay más: Lasalle se postula para llevar las riendas, "porque todo esto se puede lograr, con voluntad política, en un mes". Bueno, bueno, tanta calma chicha en toda la legislatura y ahora tanta prisa.

Tras meses de ausencia, y antes de incorporarse en junio a la dirección de la Biblioteca Nacional de Argentina, Alberto Manguel se plantó en Buenos Aires para inaugurar su Feria del Libro, dedicada este año a Galicia y por la que pasarán, entre otros, Vargas Llosa y Coetzee. Como se avecinaba tormenta (unos piquetes desplegaron en la sala pancartas de protesta), Manguel se encomendó a Don Quijote para invitar a los lectores a ser "más tolerantes y menos infelices" y afirmó que "poseer libros y ser lectores no basta cuando se trata de aprender cómo actuar con el respeto y la estima del otro". ¿Sabrá ganárselos Manguel a partir de junio? No es pequeño el envite.

En 2005 Riccardo Muti dejó la Scala peleado hasta con los bedeles. En medio de huelgas, enfrentamientos y rencillas, presentó su dimisión tras casi 20 años ejerciendo como su director musical. Desde entonces su vuelta al templo scaligero se ha convertido casi en una cuestión de Estado. Sus últimos sovrintendenti le han tirado los tejos pero el maestro napolitano, todavía dolido, ha declinado toda invitación. Al final han conseguido atraerle con una exposición que recorrerá las producciones que encabezó en Milán y le auparon hasta la gloria. Abrirá el 5 de junio en la biblioteca del teatro y estará dividida en cuatro salas, dedicadas a Mozart, Verdi, Wagner y una última que amalgamará el belcanto y el clasicismo (Gluck, Cherubini...). Un acercamiento que apunta al regreso (batuta en mano ya) del hijo pródigo.