Image: Mejor en traducción

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Opinión

Mejor en traducción

1 julio, 2016 02:00

Gonzalo Torné

"Qué manía con leer el original. (¡Si es mucho mejor leer la traducción!)". En boca (o en dedo) de cualquier otro este tuit podría pasar como la clásica boutade escrita para llamar la atención por la vía de contravenir el sentido común, una estrategia muy querida en las redes. Si lo traigo a la página para que lo pensemos un poco es porque la idea pertenece a Juan de Sola (@juanthesola) quien además de no exhibir en su conducta precedente la menor inclinación al alboroto innecesario es un excelente traductor, premiado internacionalmente, además un finísimo editor.

Por suerte (se acerca el desmelene solar y empieza a ser ya imprudente calentarse en exceso la cabeza) el propio de Sola ofrece dos valiosas pistas de lo que pretendía decir: "A ver, entendámonos: he disfrutado lo indecible leyendo a Bolaño en las versiones francesas de Robert Amutio. Y he reparado en cosas... / ...que en el original me habían pasado por alto. Haced la prueba. Con Bolaño-Amutio, Benet-Poppenberg o Marías-Jull Costa. O lo que pilléis". Y añade: "En la traducción tengo dos obras. Y siempre termino aprendiendo de lo que ha dicho (o no) un colega".

Además de descubrirnos un placer para sibaritas (bueno, en realidad basta con saber un par de idiomas para participar en el juego), la serie de tuits me lleva a pensar en la cantidad de riqueza desatendida que contienen las traducciones y lo difícil que es encontrar un espacio donde exponerla. En las contadas ocasiones que he reseñado libros traducidos termino inclinándome por no decir una palabra sobre la traducción. El principal motivo es el socorrido espacio, pero también intervienen la falta de preparación para ir más allá del anémico "notabilísima traducción", el medio insultante "traducción fluida" (¿y si el autor no escribe nada fluido, y si su sintaxis es abrupta y se expresa, voluntariamente, a trompicones?) o el elogio inarticulado que deja (o debería dejar) a todas las partes medio avergonzadas.

A mi juicio la mejor forma de sacar a la luz toda esta ‘riqueza' sería dedicando una sección específica en periódicos, revistas o suplementos; quizás no tanto centradas en la valoración, sino en las dificultades específicas y a las maneras de resolverlas, que el crítico sin tiempo para enfrascarse en el cotejo del original ni siquiera puede sospechar.

Lo que sí tengo comprobadísimo es que el asunto despierta el interés de cualquier aficionado a la literatura por distintas vías: la lingüística, los gustos editoriales, la historia cultural, el desentrañamiento de las poéticas de los autores que más nos intrigan (no olvidemos que el traductor ‘reescribe' el libro a un sistema lingüístico en el que su autor ni siquiera imaginaba), la crítica comparada, incluso las relaciones profesionales-personales con diferentes ‘actores' del sector. Intereses que confluyen siempre en el mismo agradecimiento, porque si no sabemos muchos idiomas, no solo quedaríamos fuera del sofisticado entretenimiento propuesto por de Sola, sino encerrados en nuestro propio ámbito cultural. Hasta ese punto es importante mantener sano el sistema de traducciones, y mucho mejor contribuyendo al conocimiento de causa que intercambiando etiquetas tan rutinarias como perezosas.

El carpintero traductor

Rafael Carpintero es sobre todo conocido por sus excelentes (o eso parece y se afirma, no sé ni dos palabras de turco) traducciones de Orham Pamuk. Pero desde enero de 2011 a marzo de 2015 administró un blog que bien podría servir de modelo a la sección cuyos contornos he trazado de manera más bien apresurada. Carpintero, con un tono que va desde lo afable (es ciertamente un hombre divertido) hasta lo estricto (puede ser un lector severísimo), y siempre desde el conocimiento de un oficio (en el que además ha reflexionado) aborda múltiples aristas de la traducción: problemas técnicos, talleres, las relaciones con los colegas, la enseñanza y el legado, el trato con el autor y los editores... Como es complicado describir una ruta de lectura les recomiendo que vayas directos a la etiqueta "Pamuk" lo bastante jugosa para despertar la curiosidad por el resto. Con tantos blogs publicados en papel que bien hubiesen podido quedarse boqueando en el ciberespacio, ojala de estos mimbres saliese el cesto de un magnífico ensayo.