Image: La edad de corcho de las series

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Opinión

La edad de corcho de las series

15 julio, 2016 02:00

Gonzalo Torné

Con algunas dificultades (y confieso que algunos saltos) me he puesto finalmente al día de Juego de Tronos, esta vez por motivos profesionales. Como sabrá cualquiera que tenga una conexión a Internet esta temporada (tras los inicios titubeantes de rigor) ha terminado, como cada año, como nunca, sirviendo a sus seguidores la que quizás sea (la vacilación es mía) la "mejor hora de la historia de la televisión".

El derrame de elogios ha estado a la altura del gremio de críticos televisivos on-line (uno de los menos exigentes que ha conocido la historia): ditirámbico, un puntito ido, apenas refrenado por el terror a deslizar inadvertidamente un spoiler (lo que contribuye a publicar unos textos donde apenas se entienda algo). La confluencia de estas estrategias deja la sensación de una competencia a tumba abierta por ver quien exhibía con más devoción los espasmos de su placer.

Como el lector sabrá la serie es de lo más entretenido, aunque para verla se tenga que suspender con muchísima frecuencia el filo crítico, en especial a medida que van creciendo los dragones y proliferan los monstruitos de hielo (con lo que cada vez está más cuesta arriba la coartada ‘seria' de trasladar sus ‘principios políticos' a nuestra castigada realidad), van resucitando personajes (se suponía que parte de la gracia era el atrevimiento de matar protagonistas a media obra, gran novedad que apenas se remonta a cuando Homero se carga a Héctor a las puertas de Troya), y se confirma que el límite de complejidad que pueden asumir los guionistas es el sadismo sin cuento.

Tengo la impresión (ya casi el convencimiento) que los críticos prescinden de comentar estos aspectos no solo porque el entusiasmo les haya devorado el criterio sino porque su mirada está concentrada en estos tres aspectos:

1) El volumen de extras, la duración de las batallas, el tamaño de las explosiones y los ruidos (todo, por supuesto, a un tamaño modestísimo si lo comparamos con el cine).

2) Los socorridos giros de la trama, por absurdos que sean, lo importante es volver a sentir la sensación de derrapar.

3) Que cuenten ‘la verdad de la vida': esto es, cuatro simplonerías sobre rapacidad y codicia (lo preferible es llamarle el ‘lado oculto del sueño americano', pero como la serie transcurre en una suerte de edad media los críticos se imponen algo de contención).

Con estos baremos se comprenderá que nos cueste creer que atravesamos la edad de oro de nada. Es más, cunde la sospecha de que cuanto peores son las series más pueden ser celebradas por unos críticos entregados sin reparos a su propia excitación. Ha pasado ya en el cine: a medida que las carteleras eran invadidas por la bollería sentimental y por concursos de explosiones (y en tanto que no es sostenible una crítica que rechace el 90% de lo distribuido) se ha ido imponiendo un lenguaje que permite pasar por bueno, por artístico e incluso por obra maestra productos que escrutados desde la exigencia que aplicamos a películas con aspiraciones artísticas apenas merecerían el juicio de entretenidos.

A ver si después de tanto baile de san Vito los ojos que vuelven a mirarse estas series, pasada la marea de los entusiasmos inducidos, juzguen que con dos o tres excepciones el resto para lo que da es para una auténtica edad del corcho.

@gonzalotorne

Círculos

Hace dos semanas o así escribí aquí mismo una modesta proposición para evitar que se perdiera la riqueza y la complejidad de nuestras traducciones (y que no se pasase por alto la rutina y la tosquedad de tantas otras). De resultas me han llegado varios links de páginas dedicadas a la traducción. Una de las más interesentes es Círculo de traductores (http://circulodetraductores.blogspot.com.es/) que además de publicar noticias más o menos corporativas y gremiales (convocatorias, concursos, quejas) contiene para el curioso una imponente cantidad de entrevistas, conferencias y artículos para extraviarse en ellas todo el tiempo que quiera. La página tiene también un canal de YouTube, no dejen de ver la charla con Selma Ancira, y si les interesa el debate sobre los traductores de Wikipedia y el de las particularidades de traducir al japonés, esos videos también son un estupendo punto de partida. La página se presenta, además, de una manera que me ha gustado mucho: "Somos muchos y muy distintos: la idea es conocernos cada vez más entre nosotros. ¡Bienvenidos!".