Image: Fetichismo insoportable

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Opinión

Fetichismo insoportable

23 septiembre, 2016 02:00

Gonzalo Torné

Hace mucho tiempo que me apetecía, en la línea del admirado Levi-Strauss, hacer algo de trabajo de campo. Claro que si él recorría los ‘palacios esmeralda' del Amazonas en busca de tribus más o menos alejadas de la civilización para desentrañar estructuras de parentesco o esbozar el manual de instrucciones del mecano de los mitos, yo me quedo en casa viendo televisión y leyendo periódicos con el modesto propósito de ver cómo los medios tradiciones (también llamados analógicos) reflejan el mundo virtual.

Como todo investigador honesto tengo una hipótesis que dirige de manera bastante tendenciosa mis observaciones. Les cuento. El mundo táctil y el mundo virtual se han presentado ya mil veces como mundos paralelos, pero en la medida que mucho de lo que se discute en las redes es puro reflejo de los titulares del telediario y de los periódicos (las trifulcas políticas de turno, una ola de calor, desparecidos, incendios, abusos empresariales, algún cantante pop casi siempre mejor recibido aquí que en su pueblo) sospecho que cuando en el mundo analógico se intenta reproducir la actividad virtual se traslade de vuelta lo mismo. Un poco a la manera de esos espejos que, siempre según Borges, puestos el uno delante del otro reflejaban sus propios reflejos, sus propias vacuidades, una suerte de aterradora nada metafísica.

La imagen es un tanto pedante e imprecisa, porque es evidente que de un mundo a otro el tránsito modula la información, aunque solo sea por la extensión y la posibilidad de replica. Sea como sea hay dos rasgos tan inocentes en el eco de lo virtual en lo analógico que casi vienen ganas de llorar.

El primero lo aprecio sobre todo en los telediarios. Parece como si no se pudiera cerrar una edición sin mencionar el trino de algún político, ya sea un primer espada o un concejal. La cosa ya no es que a todos nos asalten serias dudas de si estas cuentas están gestionadas por el titular, sino que con asombro constatamos que se repite lo que acaban de declarar ante un micro. Exactamente lo mismo. Y luego dirán que el tiempo en televisión es oro.

Hay otro aspecto llamativo: el tuit no es leído por el presentador, sino que aparece reproducido entero, con la imagen de la cuenta y su arroba. Este recurso, que ya es bastante improductivo tratándose de televisión pasa a ser incomprensible cuando se emplea en la página de una revista o de un periódico: ¿a santo de qué poner el recuadrito y la foto cuando bastaría con un entrecomillado si no es por un fetichismo intolerable hacia lo digital emparentado con los novelistas que presumen de documentarse en la Wikipedia o, por poner un ejemplo analógico, con tantos intelectuales pelmas que nos cuentan con pelos y señales su experiencia en Nueva York (como si esta ciudad fuese el fin del mundo, inaccesible para la mayoría de mortales)?

El resultado son unos collages feísimos que recuerdan aquellas no tan lejanas novelas donde el escritor para dejar bien claro que aquel texto representaba un moderno email y no una vetusta carta nos endilgaba el asunto del correo, el CC e incluso el CCO. Los novelistas ya nos hemos enmendado, a ver si el resto supera esta fase de provinciano fetichismo.

@gonzalotorne

Arquitectura recuperada

"Intentamos recuperar cualquier clase de edificio, proyecto, pensamiento o teoría que tenga valor desde nuestro punto de vista". Esta es la escueta presentación de Hidden Architectura, que puede consultarse en Tumbrl (http://hiddenarchitecture.tumblr.com/) o en formato blog (http://www.hiddenarchitecture.net/p/chr.html) este último es mi favorito en la medida que admite búsquedas cronológicas, por mapas, clases de edificios o arquitectos. El material es de una riqueza desbordante y supera ampliamente mi capacidad analítica, baste decir que cuesta imaginar una curiosidad tan endurecida que no se sensibilice ante alguno de los aspectos aquí conjugados: utópicos, topográficos, técnicos, estéticos… luces, estructuras, cielos… el ártico, la selva, el espacio… flexibilidad, hieratismo, futurismo… Desde el "Manhattan del desierto' (con sus torres de cuarenta metros construidas con barro) hasta el edificio que emula mediante un juego de paredes curvas la australiana piedra de Uluru, pasando por lo que uno quiera, todo presentado con elegancia e inteligencia.