Algo se ha removido en mí al leer en The New York Times que Philip Roth, retirado ya de la literatura y quizá asqueado con el jurado del Premio Nobel, ha donado 4.000 libros de su colección privada, la que guardaba en su casa de Conneticut, a la biblioteca pública de Newark. Serán pasto de mitómanos más pronto que tarde pues, por lo visto, están profusamente anotados. A mí me ha parecido como si el escritor recogiera ya los trastos, y esto me apena. Me he acordado de aquel Neil Krugman que, en Goodbye, Columbus, echaba las horas en la biblioteca pública de su ciudad -Newark, claro- hasta que se cruzaba en su camino la inolvidable Brenda Patimkin.



Malacostumbrado como estoy a tanto autor quejumbroso y tanto maldito subvencionado, confieso que, una vez más, Milena Busquets me ha ganado. La semana pasada, en el festival "La ciudad y las palabras" celebrado en Santiago de Chile, después de explicar lo mucho que le gusta leer ("leer me rescata, me hace feliz"), y lo difícil que le resulta escribir ("requiere dedicación absoluta. Es tan frustante que no sé cómo hay tanta gente que escribe"), una persona del público le dijo que su libro También esto pasará era el mejor que había leído este año. "Tienes que leer más", respondió ella, ante el jolgorio general. ¿Cuántos dirían lo mismo?



Sabemos bien que el travestismo literario es cuento largo (sin ir más lejos, acaba de aparecer en España El oficio del mal, la última novela policiaca de Robert Galbraith, seudónimo de J. K. Rowling), no deja de sorprender que Stephen King lance a mediados de este mes, firmando como Beryl Evans, un libro infantil ilustrado, Charlie the Choo-Choo, en la editorial Cemetery Dance (¿dónde si no?). Pero, ¡que no cunda el espanto! Sólo es la adaptación de una parte de La Torre Oscura III, y Beryl, uno de sus personajes más populares.



Se veía venir. Bayona y su monstruo, convertido como saben en fenómeno cinematográfico nada más saltar a las carteleras haciendo temblar a Ocho apellidos vascos, se han hecho también con el mercado internacional. De hecho, ha sido la película más vista después de la china Operation Mekong, de Dante Lam. La novela del británico Patrick Niss vuela por sí misma en la pantalla grande.