Fuese y no hubo nada.... Como cantaba el verso de Cervantes, las celebraciones del IV centenario de su muerte terminan sin grandes exposiciones ni congresos, otra ocasión perdida como también lo ha sido la capitalidad europea de la Cultura de San Sebastián, en un año suspendido entre varias elecciones y una gestión cultural paralizada. Lo único reseñable, quizá, sea el aumento en un 7,2 por ciento del presupuesto de Cultura (803'5 millones de euros), insuficiente ante el recorte de un 37,42% sufrido los últimos años. Afortunadamente, la industria cultural ha demostrado su músculo ante tanto paréntesis oficial, con cifras que incitan al optimismo, a pesar de ese 21 por ciento de IVA que siguen padeciendo cine y teatro. Para 2017 queda comprobar la eficacia de las nuevas medidas contra la piratería, si sale adelante la ansiada Ley de Mecenazgo, que pasa con la anunciada “Alianza Social por la Cultura” o cómo se hace realidad el nuevo IVA del libro digital. Al menos el nuevo Secretario de Estado, Fernando Benzo, muestra más claridad de ideas e iniciativa que su antecesor.

LETRAS. 2016 ha concluido con una buena nueva: a principios de diciembre se aprobaba el nuevo estatuto de la Biblioteca Nacional que garantiza su independencia mientras la Real Academia Española y el Instituto Cervantes siguen maximizando sus recursos (el Gobierno redujo su aportación al presupuesto de la RAE del 60 al 25 por ciento). Los dos grandes grupos editoriales, Planeta y Penguin Random House obtienen sustanciosos éxitos comerciales a pesar del descenso de tiradas y del 3'4 por ciento de la facturación de los primeros meses, compensado por el aumento de títulos publicados y de ventas en la segunda mitad del ejercicio. Mientras, siguen naciendo cientos de pequeños sellos indie y de librerías en toda España. Sin ser un gran año para la narrativa, una novela “de las de antes”, Patria, fue celebrada como la mejor del año por crítica y público, resistiendo en las listas el acoso del premio Planeta, y a los Falcones, Ruiz Zafón, Pérez-Reverte. Sin la polémica del Nobel de Literatura a Bob Dylan, al fin el premio Cervantes alcanzo una olvidada unanimidad, al reconocer la trayectoria literaria de Eduardo Mendoza.

ARTE. La noticia del año ha pasado por el Museo del Prado: Miguel Zugaza anunció su marcha. Vuelve a su casa, a Bilbao, para dirigir el Museo de Bellas Artes y deja la puerta del concurso público sin cerrar. Y chirría. Aunque tienen mucho que celebrar en la pinacoteca madrileña: El Bosco, Metapintura y George de la Tour son tres de las exposiciones más votadas por nuestros críticos. Desde Vigo, Iñaki Martínez Antelo también dice adiós al museo de arte contemporáneo de la ciudad. Situación complicada la del MARCO, como la de muchos otros museos españoles, que aguantan el chaparrón económico como pueden. A ver si el IV Centenario de Murillo levanta el ánimo general. Será en 2017, como los 80 años del Guernica.

ESCENARIOS. Mucho y bueno hemos visto este año en teatro. Empezando por la escena off, que crece en Madrid y Barcelona. La política no la ha tratado demasiado bien. Tampoco trató bien a Pérez de la Fuente, asediado en el Teatro Español. Pero ahora toca mirar adelante y esperar a que Portaceli y Feijóo levanten el prestigio de dos espacios demasiados expuestos a injerencias. Su nombramiento, junto al de Àlex Rigola (Teatros del Canal), Carlos Aladro (Festival de Otoño a Primavera) y Fernando Sánchez-Cabezudo (Corral de Comedias de Alcalá), abren nueva etapa en la escena madrileña.

En el apartado musical, tras muchos años aferrados a la calculadora, los teatros de ópera van soltándose. En el Real el público parece muy aclimatado al equilibrismo de Matabosch que, sin renunciar a la vanguardia, no falta a su compromiso con el repertorio canónico. Coliseos más modestos van recuperando el pulso: Tenerife, La Coruña… Buen síntoma. Y en el sinfonismo echamos en falta mayor respaldo a nuestros compositores.

CINE. El desgobierno general ha calado también en la industria del cine, que ha vivido un año bajo una Dirección General en estado de transición. En todo caso, entró en vigor la nueva Ley de Cine, que parece poner fin a los fraudes en taquilla. El Gobierno bloqueó las ayudas a los cortos por cuestiones presupuestarias y hasta el final de año no se han liberado, una vez que el nuevo director del ICAA, Óscar Graefenhain, se puso a manos a la obra. Los nuevos responsables de Cultura parecen determinados a impulsar la Filmoteca. También promete un impulso el Ayuntamiento de Madrid, que ha triplicado el presupuesto y refundado la Cineteca.

CIENCIA. La interinidad gubernamental tampoco ha beneficiado a los laboratorios, que han seguido con sus carencias y su diáspora. Con la llegada del nuevo Ejecutivo se vuelve al perfil bajo en torno a la ciencia, que se queda, pese a las demandas de los científicos, sin ministerio propio y solapada en Economía, Industria y Competitividad. La falta de pulso del CSIC, las dudas en torno al CERN y las turbulencias del CNIO no han ayudado a cerrar el año con optimismo.