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Opinión

El proceso completo

7 julio, 2017 02:00

Juan Palomo

El bueno de Javier Marías no se resigna a convertirse tan solo en trending topic dominical, así que entre polémica y estacazo (yo agradezco, y mucho, que alguien emerja de la espesa cautela sedante), ha rematado la novela Berta Isla, que verá la luz a primeros de septiembre en Alfaguara. Me cuentan que el protagonista, un estudiante de Oxford que vuelve a España para casarse con su novia de toda la vida, se vio involucrado allí en una situación muy complicada de la que se salvó gracias a un profesor universitario, y que su nueva etapa en España está repleta de secretos y mentiras.

Con la caída de la hoja, volverán (en realidad nunca se fueron) los reyes del bestseller. Este otoño Dan Brown, Ken Follet y John Grisham (ya sé, sí, que hay diferencias) lanzan aquí sus ultimísimos libros, algunos tan esperados como Una columna de fuego, con la que Follet vuelve al medievo y cierra la trilogía Los pilares de la Tierra. Brown, en cambio, se aventura por los caminos del arte contemporáneo en Origin, que además transcurre en gran parte en España, y Grisham abandona los tramas judiciales en Camino Island, una historia llena de diversión sobre los amantes de los libros que disfrutan de las playas.

Springsteen se deja querer por Broadway. Parece que en noviembre tiene previsto asentarse en el Walter Kerr Theatre de la neoyorquina calle 48. Estará ocho semanas ofreciendo una versión reducida del repertorio de sus grandes giras. El Boss busca la cercanía con el público pero muchos ven en esta decisión un primer paso hacia la conversión de sus memorias, Born to Run, en un musical. Se dice que ya hay productores que le están cortejando.

La prensa alemana recogía la semana pasada, con comprensible júbilo, la inauguración de una muestra en Berlín, en el Museo Martin-Gropius-Bau, titulada Franz Kafka. El proceso completo. Y no es para menos: por primera vez se expone el manuscrito de una de las obras más geniales y misteriosas del escritor checo, incompleta como sus otras novelas, y que trae de cabeza a filólogos desde la misma muerte del autor, cuando Max Brod ordenó los capítulos contradiciendo la voluntad de Kafka. Las 171 páginas que se exhiben demuestran, según ha dicho el comisario, que Kafka no la concibió de "forma lineal".