Image: Cuando la poesía se abre paso

Image: Cuando la poesía se abre paso

Opinión

Cuando la poesía se abre paso

19 enero, 2018 01:00

Agustín Fernández Mallo

No sé a usted, pero a mí me ocurre que la Navidad es una época para divagar, sólo abandonándome a una controlada divagación puedo pasar por alto esas fechas de finales de año. Poco antes de Nochebuena vi que alguien en Twitter decía que estaba "redactando versos", como si un verso pudiera redactarse. Escribir un verso se parece más bien a abandonarse a una gigantesca biblioteca universal que te va chivando estímulos, pero que sólo se materializan en papel cuando el estímulo -y por un breve instante- coincide contigo, se hace equivalente a algo que está dentro de ti, momento en el que aquello que era externo muta en memoria, y, si tienes suerte y un día propicio, en poema. Dicho de otro modo: a veces las cosas exteriores de pronto se hallan dentro de nosotros, como si grabáramos una película que sólo puede verse si cierras los ojos. Ello, entre otras cosas, prueba que un recuerdo nunca es un archivo. El archivo es exterior, la memoria es interior. Una de las rarezas que le otorga a la memoria su insuperable singularidad respecto a la Historia, es que la memoria sólo puede darse en primera persona. La memoria, en efecto, es un cuerpo.

Nunca he llegado a entender por qué hay gente que dice que la televisión es el mal, a mí la televisión me ha salvado muchas veces la vida, y según cómo la mires emergen de ella momentos maravillosos. Lo digo porque días más tarde, poco antes de Fin de Año, en un programa documental acerca de una estación científica en el Polo Sur, un geólogo decía: "aquí todos los días son idénticos, así que no tengo recuerdos". Colosal reflexión, diría que propia de la más refinada sensibilidad poética. Lo cual prueba que incluso a 40 grados bajo cero, aislado durantes 6 meses y sin recuerdos, el brillo, la chispa, de algo que llamamos poesía -podemos llamarle "memoria compleja"- se abre paso, reivindica su porqué.

@FdezMallo