Borja Cobeaga
Cineasta
Una película es una película
Hace justamente un año leía quejas acerca de la fotografía de la serie La peste de Movistar +. Decían que un producto para televisión no podía contener unas imágenes tan oscuras, que no es lo mismo cine que tele, que el cine es un lugar oscuro, silencioso, casi sagrado, mientras que tu casa te aboca a una pantalla pequeña, a ruido incesante de móviles, timbres y toda clase de sonidos, a lámparas del salón encendidas que se reflejan en el televisor…
Apuesto que quienes describían estas diferencias entre la experiencia de sala cinematográfica y la de sala de estar hace mucho que no van al cine. Y de lo que estoy seguro es que deberían cambiar de televisor. En muchas ocasiones ir al cine a día de hoy es sinónimo de pantalla pequeña, de gente hablando durante la proyección, de móviles que suenan y cuyas pantallas emiten una luz cegadora, de ruido de comida masticada, de envoltorios de plástico retorcidos. Hay excepciones, por supuesto. Cines amplios, bien sonorizados, con espectadores educados, en los que ver una película es una experiencia insuperable e insustituible por la soledad de la casa de uno. En este sentido he de reconocer que prefiero ver una comedia con 300 personas que en casa, porque esa risa contagiosa hace que el género cómico gane mucho en compañía de decenas de desconocidos.
"Ir al cine a día de hoy es sinónimo de pantalla pequeña, de gente hablando durante la proyección, de móviles que suenan, de ruido de comida masticada, de envoltorios de plástico retorcidos…"
Analicemos el cine en casa: televisores de cincuenta pulgadas, sistemas de sonido sofisticados, ruidos externos de tu elección (si suena el móvil será tuyo y podrás silenciarlo), proyectores de uso doméstico y calidad en alta definición, una oferta considerable en Filmin, Netflix, HBO, Movistar +… En suma, que puede ser más ceremonioso y técnicamente infalible ponerte una peli en casa que adentrarte en la sala de tu cine más cercano.
Si me dan a elegir siempre preferiré ver una película en el cine pero nunca aceptaré esa máxima de que ver cine en tu casa “no es ver realmente una película”. Aquí es donde tiro de experiencia personal: las mejores pelis que he visto en mi vida son aquellas que visioné en una tele de 14 pulgadas, en blanco y negro, sin una sintonización muy fina e interrumpidas por anuncios. Si me gusta el cine es porque vi La cosa de John Carpenter en la tele de la cocina de mi casa. O una copia chunga en VHS de El quimérico inquilino de Polanski. Así fueron mis primeras veces con Ciudadano Kane, El buscavidas, French Connection… Poder revisitarlas en copias impolutas en cines como Phenomena de Barcelona es un placer pero el gusanillo del cine vino por la emisión de ciclos de clásicos en TVE y de alquileres en videoclubs.
Una película es una película la veas en tu móvil, en un cine al aire libre, en el ordenador, en una multisala, en la filmoteca o en un pantallón junto a un millar de espectadores. El soporte y el lugar son importantes y cuanto más sofisticado y mimado sea, mejor, pero no por ello una película deja de ser cine porque alguien la vea en una tablet en un vagón de metro.
Manuel Gutiérrez Aragón
Director de cine y guionista
¡La sala, la sala!
Sin duda el cine proyectado en una sala cumple mejor con el espíritu del invento mismo, de esa sucesión de estados en el tiempo, con la indudable fascinación de reír y llorar juntos, de sentir tu latido ante la película junto al latido de los demás. Cuando disfrutas de una historia de Billy Wilder quieres saber si lo que a ti te hace gracia se lo hace también a tus compañeros de sala, convertidos en cómplices del relato, y si estás viendo una película de miedo, el miedo se contagia porque los demás lo están sintiendo. El cine en sala une los sentimientos de desconocidos entre sí, junta a personas de distintas ideas políticas, hace que las emociones se compartan en un momento único… Siempre que no haya mucho ruido de palomitas, claro. Entonces la magia se esfuma. ¡Qué quiere usted, en las películas vistas en la tele la interrupción de los anuncios es aún peor que el sonido de la masticación de las mandíbulas en los cines! Claro que en las plataformas de pago no suele haber anuncios, menos mal. Todo depende también de las dimensiones de la pantalla. Y de la calidad del sonido. No me imagino contemplar Lawrence de Arabia o El Gatopardo en la pantalla del teléfono móvil mientras voy en el metro.
La diferencia entre plataformas digitales y cine en sala no solo reside en el lugar en el que se consuma el producto. También afecta a la manera de contar, a la ficción en sí. Existe una diferencia de contenidos, por mucho que se quiera hacer hincapié en que las reglas narrativas son comunes. Lo que se fabrica exprofeso para las plataformas digitales requiere una cierta reiteración, en cambio, en una película pensada para pasar antes por taquilla, las exigencias formales piden, por ejemplo, que no se interrumpa el visionado, como tampoco lo haríamos con un concierto de Schubert. La película cinematográfica inventó un arco temporal casi perfecto. Claro está que al final las películas terminan por ir a parar a una plataforma digital, que es, se quiera o no, en donde las ve la mayor parte de los espectadores. Existe una cosa estupenda en las plataformas, puedes volver a ver algo que ya has visto en una sala o en cualquier otro dispositivo.
"La técnica está en las plataformas digitales y la magia sigue en las salas. No me imagino contemplar 'Lawrence de Arabia' o 'El Gatopardo' en el teléfono móvil mientras voy en el metro"
Hay algo sociológicamente interesante a favor del cine en sala: el que tengas que salir de casa. Al hogar se le vincula con la familia y el ocio privado. La diversión es salir (salir de uno mismo) y mezclarse con los demás. Por cierto, la definición de divertir no dice nada de las palomitas.
La alta resolución de la imagen es hoy día común a las plataformas digitales y al cine proyectado en sala, de 4K en adelante. Es curioso, muy al principio los espectadores caseros de televisión apagaban la luz del cuarto de estar para ver la pequeña pantalla. Hoy eso nos parece del tiempo de Maricastaña, pero era una forma de reproducir las condiciones de una sala de cine.
Y es que la técnica está en las plataformas digitales y la magia sigue en las salas.