Maribel López
Directora de Arco
Las galerías como laboratorio
Siempre he entendido este fenómeno como algo que se remonta al origen de la feria: ARCO se estableció como una institución que se situaba más allá de lo puramente artístico y cultural, como un momento de experiencia único. Esa experiencia no estaba exclusivamente relacionada con la posibilidad de ver arte, si no que estaba enmarcada en un momento histórico de efervescencia y de cambio. Era un lugar donde relacionarse en torno al arte.
La magnitud y la pluralidad de opciones que una feria como ARCO ofrece hoy representa una forma de conexión con el arte muy libre y sin intermediarios. Permite que el espectador se lleve a casa una lectura de lo que está ocurriendo y una buena selección de obras. Y, aunque como marco de percepción de arte sea algo caótico, como contexto para las experiencias es único. Esta sensación y visión que se remonta a sus inicios es un recuerdo que se ha extendido en el tiempo y en las personas y que ha llegado, casi inmutable, hasta el presente.
"Aunque como marco de percepción una feria sea un lugar algo caótico, como contexto para las experiencias es único. Permite una conexión con el arte muy libre y sin intermediarios"
Para muchos de los que nos dedicamos ahora al arte, ARCO fue uno de nuestros primeros viajes de inmersión, de donde quizá las primeras veces salimos un poco aturdidos pero muy estimulados para continuar en esa investigación. La cantidad de gente interesada en venir a ARCO es algo que solo puedo considerar positivo. Sí nos gustaría pensar que este momento de experiencia algo exagerada sirve para poner en marcha mecanismos de investigación personales que dirijan a esas personas a los museos y galerías, a leer sobre arte y sobre todo a hablar con otros sobre ello.
Aunque, obviamente, acudir a una galería y a ARCO estén estrictamente unidas por el interés hacia el arte, la visita a la galería requiere otro tempo y en muchos casos es un ejercicio más íntimo. Creo que lo que hace que la visita a las galerías no sea tan masiva como la visita a la feria, es el mismo principio que rige que no todo el mundo entre a una tienda de lujo: pensar que no va a poder comprar nada. En el caso de las galerías, hay que tener presente algo más, los proyectos que los artistas desarrollan son mucho más que objetos a la venta, son artefactos de comunicación, ideas con forma que tanto los creadores como los galeristas quieren compartir.
Conseguir que tanta gente como la que visita las ferias llegue a las galerías es uno de los retos de ARCO como aglutinador de tantas propuestas. Desde la Fundación ARCO se trabaja todo el año en actividades y acciones que fortalezcan el coleccionismo y el mercado del arte contemporáneo de proximidad. Es el caso de los ARCO Gallery Walks –que celebramos hasta en seis ciudades diferentes–, visitas guiadas gratuitas a las galerías para recordar que lo que en ARCO se ve en cinco días, se construye en estos espacios a lo largo del año. Ellas son el lugar donde los artistas desarrollan sus proyectos, testan sus ideas y donde todo el resto miramos a la hora de tomar decisiones sobre cómo será la edición de ARCO del próximo año.
Damián Casado
Co-director de la galería Casado Santapau
El síndrome de cruzar el umbral
El anecdotario sobre las galerías de arte y quienes las visitamos es interminable y de lo más variopinto. Las leyendas urbanas son el pan nuestro de cada día debido al gran desconocimiento en la materia. Sin duda, la única industria cultural gratuita sigue siendo un enigma para los que no la frecuentan.
Al parecer, se denomina el “síndrome de cruzar el umbral”, a ese miedo irracional a lo desconocido, a no estar a la altura. En primer lugar, deberían saber que no es obligatorio comprar solo por el hecho de cruzar la puerta de la galería, tan solo deben dejarse arrastrar por la experiencia de la contemplación. Un recorrido cultural para el cual al visitante solo se le pide un pequeño esfuerzo intelectual. Visitar galerías es una oportunidad única para conocer mejor el arte contemporáneo, reflejo del tiempo en el que vivimos.
Las galerías son de entrada libre, pero parte del público parece desconocer su gratuidad. Las galerías no solo venden arte, también producen, difunden y crean un patrimonio cultural, personal y social para todo aquel que lo disfruta.
"Existe un miedo irracional a lo desconocido. Visitar una galería no significa tener que comprar obligatoriamente, tan solo hay que dejarse arrastrar por la experiencia de la contemplación"
Como paradoja, en el polo opuesto, nos encontramos con las masificadas ferias de arte, las cuales han alcanzado un gran poder de convocatoria en los últimos años. Visitadas por una multitud de curiosos, no siempre coleccionistas, organizan su agenda en torno a esas fechas, devorando cualquier feria o bienal del momento. ARCO_madrid es la feria más visitada de Europa (100.000 visitas en cuatro días, según fuentes de la feria). ¿Cuál es la razón del alto número de visitas a las ferias? Sin duda, los medios de comunicación tienen mucho que ver, solo existe lo que se comunica. Sin embargo, mi impresión personal es otra, además del efecto social de ver y ser visto, muy importante en nuestra sociedad, el público se siente más libre, anónimo, para pasear, observar, e incluso los más atrevidos, para traspasar el tabú de preguntar precios.
Aunque creo que la mayoría de los visitantes desconocen que acudir a ferias de modo compulsivo no es la mejor opción para ver y comprender el arte contemporáneo, no solo por las masas que ocupan los pasillos, a modo de ríos humanos sin rumbo fijo, sino porque el nivel de abstracción visual es complejo. Aquí todo se mezcla.
¿Cómo digerir todo lo que se ha visto? ¿Cómo discernir lo contemplado? Valorar las obras fuera de contexto, en su mayoría de artistas desconocidos para el espectador, es sin duda un tema peliagudo. Entonces, ¿por qué no visitar las galerías de manera habitual y programada? ¿Por qué no disfrutar de una experiencia cultural diferente?
En la actualidad, más de 100 galerías conforman el panorama galerístico español, sobresaliendo por su número las madrileñas, más de cuarenta, con una programación anual de más de 200 exposiciones diferentes por temporada, tanto de artistas nacionales como internacionales. Una extraordinaria oferta para todos los públicos y gustos donde vivir el arte de manera cotidiana.