María Rosa de Madariaga
Historiadora. Autora de Marruecos, ese gran desconocido (Alianza)
El Desastre inevitable
La única experiencia colonial de España anterior a los acuerdos del 8 de abril de 1904, en virtud de los cuales, Francia dejaba a Gran Bretaña las manos libres en Egipto, a cambio de que Francia se las dejara a ella libres en Marruecos, estaba en América. Pero en el Norte de África se trataba de algo muy diferente. Conviene recordar que, de conformidad con el tratado de Protectorado, las atribuciones de la “potencia protectora” consistían en “prestar asistencia al gobierno marroquí”, cuya existencia se reconocía, pero no en suplantar sus poderes, convirtiendo al “país protegido” más en una colonia que en un protectorado. La ocupación militar de las regiones sometidas y el régimen de administración directa ejercido por los oficiales de la policía indígena hacían que la zona española se pareciera más a lo primero que a lo segundo.
La “política de atracción” de los jefes de las cabilas y de otros notables, consistente en la “compra de voluntades”, además de corrupta, resultó contraproducente: los beneficiarios se vendían al mejor postor y dejaban de ser “moros adictos” con la misma facilidad con que se habían convertido en tales. Puede que el carácter impulsivo e impetuoso del comandante general Fernández Silvestre influyera en el Desastre de Annual, pero yo creo que hay que atribuirlo más a las numerosas lacras que aquejaban al ejército español, como revela el Expediente Picasso, destinado a esclarecer las circunstancias que concurrieron en los sucesos de orden militar acaecidos en el territorio de la Comandancia General de Melilla en julio y agosto de 1921. El Desastre de Annual fue mucho más que la caída de una posición. Significó el derrumbamiento de todas las posiciones de la región oriental hasta las puertas de Melilla. El levantamiento de las cabilas del territorio sometido solo se produjo después de evacuados los puestos por los españoles. No fue, pues, ese levantamiento lo que provocó el abandono de las posiciones, sino al contrario. Fue tal el pánico de que se produjera, que no se pensó en otra cosa que en huir para salvar el pellejo.
Si el Desastre de Annual había llevado a la dictadura de Primo de Rivera, sus secuelas a largo plazo causarían también su caída, arrastrando con ella a la monarquía
La derrota del ejército español en Annual incrementó el prestigio de la resistencia rifeña, que se creía ahora capaz de hacer frente a un ejército europeo. De otro lado, las secuelas de la guerra del Rif pesarían como una losa sobre la política interior de España. El general Primo de Rivera, que ya había anulado, mediante un Decreto Ley en mayo de 1924 la normativa establecida en 1918 y 1922 para evitar los favoritismos y abusos por méritos de guerra, completó ese Decreto Ley con el Reglamento de Recompensas de abril de 1925, conforme al cual, éstas quedaban restablecidas. Los principales beneficiarios serían las fuerzas de choque por su destacada actuación en el desembarco de Alhucemas (8 de septiembre de 1925) y operaciones posteriores. Si el desastre de Annual había llevado a la dictadura de Primo de Rivera, sus secuelas a largo plazo causarían también su caída, arrastrando con ella a la monarquía. A su vez, la victoria sobre Abd el-Krim contribuyó a favorecer el poder de cierto sector del ejército, particularmente las fuerzas de choque, punta de lanza de los militares que se alzaron en 1936 contra la República.
Antonio Rubio
Periodista, escritor y autor de El desastre de Annual y la prensa (Libros.com)
#MirandoAtrásAdelante
Carta de Alfonso XIII al general Fernández Silvestre, comandante general de Melilla: “Tú haz lo que yo te diga. No hagas caso al ministro de la guerra, que es un imbécil”. Ese ministro se llamaba Luis de Marichalar y Monreal, vizconde de Eza, abuelo de Jaime de Marichalar, ex marido de la infanta Elena de Borbón.
Pocos días después, el 21 de julio de 1921, las harkas del líder rifeño Abd el-Krim arrasaban a las tropas españolas que se dirigían a conquistar la ciudad de Alhucemas. El general quería ofrecerle ese botín a su protector, el rey Alfonso XIII, en el día de Santiago, el 25 de julio.
El balance mortal de aquella “bravocunada” de Alfonso XIII y “bigotada” de Fernández Silvestre ascendió, según el general de división Juan Picasso, instructor del Expediente Picasso, a 13.363 soldados (10.973 españoles y 2.390 indígenas). Esos sucesos, conocidos como el Desastre de Annual, tuvieron lugar entre el 21 de julio y el 9 de agosto de 1921.
Y la prensa de aquella época, que ya había adelantado lo que podía ocurrir y el nivel de corrupción que había en el Protectorado español, fue sometida a “la seña Anastasia”, como se conocía popularmente a la censura en aquella época, por parte del Gobierno. Controlaron el telégrafo, única manera de comunicar con la Península.
El 23 de julio el diario La Tribuna denunciaba: “Sobre tan importante asunto no se ha dado a los periódicos referencia alguna, como tampoco se ha dejado circular los telegramas enviados por los corresponsales”. Tres días más tarde la censura ya era noticia y El Heraldo de Madrid informó que “el Gobierno se opone a la publicación de noticias… Y a que se hagan comentarios libres por la Prensa”.
A pesar de “la seña Anastasia” la Prensa seguía informando sobre el desastre de Annual. El 30 de agosto de 1921 el diario inglés Times publicó una crónica sobre los sucesos y analizó las consecuencias políticas de aquel Desastre: “La extensión del desastre de Melilla es de tal magnitud en sus consecuencias, que es todavía imposible apreciar cuáles serán sus efectos… No obstante, su efecto puede obligar a la nación a hacer el esfuerzo necesario y los sacrificios precisos…”
Las consecuencias del “Desastre” marcaron una de las etapas más convulsas de la historia de España: dictadura de Primo de Rivera, exilio de Alfonso XIII, Segunda República, golpe de Franco…
Las consecuencias y sus efectos llegaron pronto y marcaron una de las etapas más convulsas y complicadas de la historia de España: Dictadura de Primo de Rivera, exilio de Alfonso XIII, proclamación de la Segunda República, golpe de Estado del general Franco… Sáhara, Ceuta y Melilla. Ahora, que se cumple el centenario del Desastre de Annual, hay que seguir utilizando el hastang #MirandoAtrasAdelante, como explico en clase, para entender que sin el ayer es complicado comprender el presente y mucho menos el futuro. Y recuperar la memoria, como reivindica el escritor Lorenzo Silva, experto en el tema. Hace unos días, dos senadores del PP, Juan José Imbroda, expresidente de la Ciudad Autónoma de Melilla, y Rafael Hernando, han registrado en el Senado una petición para que el 21 de julio se convierta en el “Día de los Héroes de España”.