La industria literaria, esa loca rueda de hámster
La autocompasión del escritor es innecesaria. Otra cosa es la tirria a lo autobiográfico. Y es que editar es encontrar tesoros, frotarlos y mejorarlos. Como el hallazgo de la virgulilla. ¿Sabremos algún día qué idioma hablamos?
Así lo define Eva Serrano, fundadora de Círculo de Tiza. “El editor es un ser emboscado, que nunca se atrevería a escribir un libro, alguien que observa todo como si fuera por detrás de la puerta”, dice a Rubén Fernández-Costa (MagasIN de El Español). “Algunas veces, pocas, tres o cuatro –añade–, me he encontrado con un manuscrito que, cuando lo he empezado a leer me ha pasado una cosa rara, que me da un cosquilleo en las yemas de los dedos, eso es como un enamoramiento, no pasa siempre. En otras ocasiones, funciona simplemente más la razón”.
A propósito del boom de la autoficción, Eva Serrano asegura que esa “autocompasión del escritor” es “del todo innecesaria”, porque “lo importante no es lo que nos han hecho, sino lo que nosotros hemos conseguido hacer con eso que nos han hecho. Quizá sigo encontrando un cierto victimismo en cierta literatura actual, una cosa un poco adolescente”.
Sabina Urraca, editora invitada de Caballo de Troya 2023-2024, explica a Blanca Lacasa (S Moda) que, “en general, no hay una conciencia de lo que es el trabajo de editor” y que “parece que se reduce a publicar una novela que te mandan”. “Editar es encontrar tesoros –afirma–. Frotarlos y mejorarlos como si fuesen una pieza de arte con la que te topas por la calle e intentas arreglar para que brille muchísimo, sin estropearla, manteniendo su encanto. Pero apretando un poquito las tuercas para que luzca más”. A la también escritora no le gusta mucho esta idea del ‘gran éxito literario’ y de ‘esta colección va a vender muchísimo’. “Me da un poco de terror. No me gustaría que entraran en esa especie de rueda de hámster loca del mundo de la industria literaria”.
Eva Serrano: “Sigo encontrando un cierto victimismo en cierta literatura actual, una cosa un poco adolescente”
Volviendo sobre la autoficción, Pedro Almodóvar cuenta a Javier Zurro (elDiario.es) que tiene “especial tirria a lo autobiográfico, a pesar de que hay algunos cuentos de este libro que son directamente autoficción, pero la autoficción nunca es completa, porque siempre añades, quitas o transformas”. Se refiere el director al libro de relatos El último sueño, que acaba de publicar. “Lo malo de todo esto no es lanzar el libro –añade–, sino hablar sobre todo ello”.
¿Cómo llamar a nuestra lengua, castellano o español? Martín Caparrós (EPS), propone, “por supuesto, el que hablo desde hace años: ñamericano. Donde la eñe, ese estandarte de nuestro idioma, modifica la noción de americano para volverla nuestra. Pero esa es sólo una opción mala. Seguro que puede haber mejores: la cuestión es decidirnos a buscarla. Y así, algún día sabremos qué idioma hablamos, cómo se llama nuestra lengua”.
Sabina Urraca: “El mundo de la industria literaria es como una especie
de rueda de hámster loca”
Luis Antonio de Villena (The Objective) responde contundente. “Sin duda ahora español, siendo castellano un estadio histórico de la lengua. De modo similar nadie dice ya toscano, sino italiano. Al español lo acosan hoy no las alicortas políticas del nacionalismo, sino la falta de estudio del idioma por sus propios hablantes. (...) La gran mayoría, poco culta, se expresa con muy escaso vocabulario. ¿Sabrían que «grandérrimo» es igual que grandísimo, o que el palito de la eñe se dice virgulilla? No hace falta tanto, el problema de la pobreza cultural lingüística es aún más bajo”.
El artista Ignasi Aballí, que acaba de obtener un gran éxito en la Bienal de Venecia, sostiene que intenta “cuestionar la productividad” en muchas de sus obras. “Yo muchos días no hago nada –confiesa a Felip Vivanco (La Vanguardia)–. Leo, pienso, estoy, pero no hago nada productivo (...). Creemos que no hacer nada es un estado muy fácil, más idílico, pero no es el caso. A veces he caído en la contradicción de que intentando hacer poco o lo mínimo he hecho mucho”.
P.S. Elena Pita (El Periódico de España) pregunta al filósofo y lingüista Bernat Castany Prado por los peligros de la Inteligencia Artificial. “El verdadero peligro no es la creación de una inteligencia artificial –alerta–, sino que la nuestra esté tan empobrecida que sea tan fácil imitarla. El problema real es que nuestra mente ha adelgazado tanto, que es probable que la máquina llegue a parecer más humana que nosotros (...) El peligro real es que no haya más educación humanística y que no sea pública (...) Otra cuestión es la laboral y creativa, y ahí sí creo que va a provocarnos turbulencias enormes”.