El centenario del nacimiento de Idea Vilariño, el pasado 18 de agosto, está sirviendo, al parecer, para potenciar el reconocimiento y la difusión de esta poeta en España, donde queda lejos de ser una autora “por descubrir”, como les parece a tantos, sino más bien por justipreciar adecuadamente, reparando la atención más bien escasa que sele brindó mientras vivía (murió en 2009, casi nonagenaria).

Por mucho que el clima de receptividad para una personalidad y una poesía como las suyas sea en la actualidad mucho más favorable que tiempo atrás, importa destacar que ya en 2008 Lumen editó sus Poesías completas, y que son bastantes, en nuestro país, los lectores devotos de su obra. Resulta siempre un poco enojosa la satisfacción con que el periodismo cultural y los lectores de última hora pretenden haber “descubierto” lo que estaba a la vista de todos y es materia consabida para muchos. Pero conviene ser tolerantes con este tipo de entusiasmos y proselitismos, siempre que se encaminen a buen puerto.

Ojalá este interés por Idea Vilariño no sea sólo coyuntural, y contribuya a poner en circulación, más allá de Uruguay, algunos libros que merecen el mayor interés, como por ejemplo su Diario de juventud, espléndidamente editado por Ana Inés Larre Borges y Alicia Torres en una bellísima edición publicada en 2013 por Cal y Canto (Montevideo). Vilariño llevó un diario íntimo toda su vida, y este Diario de juventud, que abarca de sus 16 a sus 25 años (1937-1945), es sólo la primera entrega de un material que habrá de ir viendo la luz en años futuros, lo que no priva en absoluto de interés propio a un libro lleno de claves y de experiencias que a menudo vibran con esa perturbadora intensidad que es marca de su autora.

El Diario de juventud es el correlato idóneo para sumergirse en los Poemas recobrados de Idea Vilariño, un admirable, ejemplar proyecto de publicación en la red (y de libre acceso) impulsado con motivo del centenario y que se propone recobrar todos los poemas de esta autora que quedaron inéditos o únicamente recogidos en revistas y diarios. De momento, se llevan publicados los comprendidos entre los años 1931 y 1945. Se trata de un excelente y riguroso trabajo, desarrollado en equipo bajo la dirección de Ana Inés Larre Borges, al amparo del Departamento de Investigaciones de la Biblioteca Nacional de Uruguay, y que incorpora abundante material gráfico.

Larre Borges, impecable albacea de Vilariño, lleva años desarrollando una excepcional tarea de preservación y edición de su legado. Como directora de la Revista de la Biblioteca Nacional de Uruguay publicó en 2014 un espléndido volumen colectivo, Idea, que, junto a un buen número de notables ensayos sobre su obra, rescataba documentos de indudable interés.

Años antes, en 2007, se publicó, siempre bajo su dirección, un bellísimo volumen de documentación biográfica titulado Idea: vida escrita (Cal y Canto), con abundantes fotos, cartas, textos personales y testimonios.

Ojalá el interés por Vilariño contribuya a poner en circulación libros que merecen el mayor interés, como su 'Diario de juventud'

Más allá de su poesía, tiene interés señalar el trabajo de Vilariño como traductora, con –entre otras– excelentes versiones de Shakespeare (Hamlet y Macbeth) y de los dos títulos mayores de Guillermo Enrique Hudson, los recomendabilísimos e inolvidables La tierra purpúrea y Allá lejos y hace tiempo.

Tampoco está demás recordar la relativamente escasa pero muy significativa faceta de Vilariño como gran estudiosa del tango (del que era una apasionada conocedora) y, muy particularmente, del ritmo, la métrica y los aspectos sonoros de la poesía, aspecto que trató con impresionante prolijidad, tomando a Antonio Machado como uno de los objetos de sus complejos análisis (de 1955 es su ensayo sobre Grupos simétricos en la poesía de Antonio Machado).

Asomarse a esta faceta de Vilariño como crítica de poesía, con sus afiladas intuiciones acerca del modo en que la organización sonora del poema prefigura y condiciona su significado, permite, entre otras cosas, hacerse cargo del refinado y cuidadoso arte en que se sustenta su propia producción poética, cuya desnudez, brevedad, claridad y contundencia mueve a los lectores desavisados (como ocurre, aunque de muy otro modo, con Nicanor Parra) a pensar que se trata de una poesía espontánea, arrebatada, gimiente, visceral, cuando queda lejos, muy lejos de ser así.