Primera palabra

La imagen cultural de España

20 junio, 2001 02:00

España es el reino de la sobreabundancia del ser y del hacer, pero es, a la vez, una sobreabundancia en suspensión, cuya esencia no vemos aún con claridad porque no existe aún y ha de ser realizada. La imagen geométrica de España en este momento es una gigantesca hipérbola que unifica humildad (pobreza) y sobreabundancia (soberbia) en un mismo, ascético, plano espejeante de simetrías barrocas.

¿Y si no hubiera una imagen cultural de España porque no hubiera una única identidad cultural de España sino muchas? Rof Carballo consideraba que Rosalía de Castro, una mujer poeta, era el ánima galaica. Se podría decir, entonces, que la imagen de Rosalía de Castro hacía las veces de Galicia: su cultura, sus gentes. Una imagen cultural de España, tomada por Antonio Machado a partir de Castilla, es ésta que aparece en su poema "El Dios ibero": "¿Quién ha visto la faz al Dios hispano?/ Mi corazón aguarda/ al hombre ibero de la recia mano,/ que tallará en el roble castellano/ el dios adusto de la tierra parda". He aquí una imagen teológica de España tallada en el roble castellano.

¿Recubre hoy en día esta imagen todas las posibilidades culturales y espirituales de todas las tierras de España? Es evidente que no; y ni siquiera la alta seducción de Antonio Machado, la altísima inspiración de su nacionalismo castellano, puede persuadirnos de ello en esta grave hora actual de España. Ni tampoco la imagen del corazón helado del españolito nos parece hoy adecuada ("Españolito que vienes/ al mundo, te guarde Dios./ Una de las dos Españas/ ha de helarte el corazón"). Al españolito que viene al mundo en este nuevo siglo, Dios tendrá que aguardarle no sólo de dos Españas sino de mil, y no sólo guardarle de (protegerle) sino también guardarle para las mil poliédricas Españas del presente. Luego, dar una única imagen de España resulta imposible. Nos hallamos ante la complejidad y la complejidad es repelente porque no podemos abarcarla toda entera de un vistazo, nos sentimos incapaces de enunciarla de una sola vez. Nos falta paciencia. Dar con una imagen unificada de España en este momento histórico nos impacienta y nos abruma porque la España de nuestra experiencia vital se nos aparece de pronto no como una abstracción sino como un objeto perceptivo, en el espacio y el tiempo, en todo su grosor, espesor, variabilidad. España se nos da en perspectivas múltiples, acaso dislocadas. ¿Qué tenemos que hacer? Yo sugiero recorrer físicamente España como se da vueltas a pie por una ciudad grande y nueva. Sugiero recorrer España también mentalmente, históricamente, como recorremos el cuerpo inabarcable de una persona amada.

Tal vez haciendo esto, no sea imposible, sino sólo arriesgado y difícil, dar una única imagen cultural de España. Julián Marías termina su artículo "En busca de una España nueva" (del libro España en nuestras manos), confiando en que si se hace al pueblo español una propuesta inteligente, "la apoyará con entusiasmo y completará esta marcha hacia la libertad y hacia una España creadora y original iniciada pronto hará dos años". (En el prólogo, Julián Marías nos da esta fecha: Madrid, 14 de abril de 1978).

Aceptemos pues partir de la esperanzada cronología de Julián Marías y tratemos de proporcionar una imagen cultural de esa España creadora y original que él propone: yo propongo la imagen de Pedro Laín Entralgo (un sabio), yendo en taxi (un coche de alquiler) a ver al Rey de España. He escuchado hace unos días al propio Laín contar ese viaje suyo en taxi a La Zarzuela en el Epílogo de Begoña Aranguren emitido en Canal +. Me conmovió oír contar esto a ese noble escritor, médico y humanista, en su serenidad final, con su camisa blanca sin corbata, abrochado el botón del cuello. Por oposición a los cuarenta y cinco coches blindados de George W. Bush, un taxi.

España es el reino de la sobreabundancia del ser y del hacer (un hombre grande que ni siquiera es propietario de un coche) pero es, a la vez, una sobreabundancia en suspensión, cuya esencia no vemos aún con claridad porque no existe aún y ha de ser realizada.

Al final del prólogo del libro mencionado, Julián Marías, pensando en este quehacer de los españoles dice lo mismo que Apolo dijo a Cervantes: "Tú mismo te has forjado tu ventura". Junto a la imagen de Pedro Laín, al hilo de las esperanzadas palabras de Julián Marías, una imagen más que resume al anterior: la imagen geométrica de España en este momento es una gigantesca hipérbola que unifica humildad (pobreza) y sobreabundancia (soberbia) en un mismo, ascético, plano espejeante de simetrías barrocas.