Una mujer
PETER ESTERHÁZY
26 septiembre, 2001 02:00El relato se articula en capítulos discontinuos que podrían leerse desordenadamente. Cada uno forma parte de la galería que recoge los diferentes tipos de lo femenino. La descripción de cada tipo produce la sensación de que se trata de la misma mujer, desdoblada por el tiempo o las circunstancias. A veces, en cambio, se impone la idea de que cada retrato se refiere a una singularidad irreductible. Borges ya nos advirtió que ser todos es una forma de ser nadie. No sabemos si Esterházy se ha propuesto descubrir la esencia de lo femenino, pero ha escrito una crónica del deseo que muestra la estrecha conexión entre las palabras y el cuerpo.
A pesar de ser un género relativamente joven, la novela lleva agonizando un siglo. Los que se apresuran en firmar su certificado de defunción, cantarán las virtudes de textos como el de Esterházy, donde no hay hilo argumental ni personajes. Los que aún creen en las excelencias de un buen relato, echarán de menos la precisión de una trama bien urdida o la fuerza de esos seres imaginarios (don Juan, el Quijote) que forman ya parte del imaginario colectivo.