Image: Inma Shara frente a la cicatería

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Primera palabra

Inma Shara frente a la cicatería

por Luis María Anson, de la Real Academia Española

19 abril, 2007 02:00

Luis María Anson, de la Real Academia Española

"Hermosa eres, oh amiga mía, dulce y encantadora como Jerusalén, terrible como un ejército en orden de batalla". Frente al verso dorado del Cantar de los Cantares, escrito para Inma Shara, no faltarán los cicateros dispuestos siempre a alacranear la excelencia. Pero la crítica especializada en toda Europa ha señalado a la artista vasca como a una de las mejores directoras de orquesta del mundo. La sigo desde que empezó. He recorrido junto a ella su camino de perfección. Tiene el alma asomada a la batuta, que es el sexto dedo de su mano maestra. Alguna vez he dicho que el cuerpo de esta pura sangre de la música se estremece, vibra, se entristece, se asilvestra en la soledad sonora, se hace hielo abrasador, fuego helado, se exaspera y aturde, se extasía con todos los sonidos, para hacerse cuerda aguda o media o grave; para convertirse en percusión o transmutarse en los vientos metal o madera.

Inma Shara ha dirigido a la mayoría de las grandes orquestas del mundo. Zubin Mehta la ha destacado como un prodigio en la dirección y le cedió la batuta de su gran orquesta de Israel. Sabía muy bien lo que hacía. Estaba seguro del éxito de la joven directora. La música es para Inma Shara el "imán de los sentidos" de Calderón, la "uva pisada" de Beethoven para embriagar los espíritus, la aliviadora "de los trabajos que nacen del alma" de Cervantes, el "vapor del arte" de Víctor Hugo, el "corazón de la vida" de Liszt, la "verdadera filosofía" de Schopenhauer, "la plus que lente" de la admiración de Ortega por Debussy.

Y bien. Inma Shara es vasca de Amurrio, pueblecito con control batasuno. Allí vive, allí ensaya, allí transcurren sus trabajos y sus días. La invitaron hace tiempo a dirigir un concierto en Bilbao por las víctimas del terrorismo y, con dos tacones, lo hizo y lo viene repitiendo año tras año. El impresentable Gobierno Ibarreche la excluyó ipso facto de los circuitos musicales vascos.

Esa decisión fue lamentable pero lógica. Lo que no resulta tan lógico es que ni el PP ni el PSOE hayan atendido a Inma Shara, artista independiente, sin filiación política alguna. A la directora le conviene mucho ser titular de una orquesta. Las hay a docenas en las comunidades y ayuntamientos, algunas de ellas con directores extranjeros mediocres a su frente.

Invité un día a almorzar a Jaime Mayor Oreja para hablarle de Inma Shara, discriminada en el País Vasco por dirigir conciertos en beneficio de las víctimas del terrorismo. Hablé con los presidentes de varias Comunidades. Alineé el diario "La Razón" en favor de que se diera solución a un caso evidente. Todo fue quedando en buenas palabras. Ahora "El Mundo" ha retomado la antorcha y, en mi opinión, las cosas están maduras para que algún político nacional, autonómico o municipal, del PP o del PSOE, resuelvan el asunto y sitúen a Inma Shara al frente de una orquesta, con beneficio seguro para la música y el arte. Frente a la cicatería desgraciadamente tan extendida se alza la figura de una directora que es la excelencia en la música y que ha superado todos los recelos, todas las resistencias, todos los rencores, para alzarse hoy con el reconocimiento general de la mejor Europa musical.

Ortega y Gasset hablaba en "Musicalia" de los rebaños melómanos. ¿Qué decir de los políticos? Viendo dirigir a Inma Shara la semana pasada a la Royal Philharmonic Orchestra se me venían a la mente todas estas ideas que he desarrollado aquí. Sin duda, hay que perfilarlas y consolidarlas pero yo rindo mi palabra a la batuta de Inma Shara, la artista que lleva la música fuera, el cuerpo dentro.

Zigzag

Cuando el dictador Franco me echó de España por el delito, ciertamente terrible, de escribir en el ABC un artículo de opinión titulado "La Monarquía de todos", pasé mi exilio en China, en el Hong Kong por aquella época británico. Tuve ocasión entonces de internarme a fondo en la política y la cultura de la nación históricamente más importante del mundo. Leo ahora con interés creciente La segunda revolución china, un espléndido libro de Eugenio Bregolat, imprescindible para entender el fenómeno de modernización de China desde Den Xiaoping. El gran político enterró definitivamente a Mao en su sarcófago de cristal de Tienanmen y puso en marcha la operación de cambiar todo para que siguieran mandando los mismos. La escabechina de dirigentes comunistas en Rusia y satélites, tras la caída del muro de Berlín, condujo a la sabiduría china desde el totalitarismo intervencionista a la sociedad de libre mercado, pero gobernada siempre por los líderes comunistas. Sólo los collares son distintos. Los perros continúan siendo los mismos. Se ha pasado allí de la dictadura comunista a la dictadura capitalista. La democracia tardará en llegar pero lo hará, porque los pueblos, aunque sea en zigzag, caminan siempre hacia la libertad. Un libro, en fin, riguroso, inteligente, analizador, documentado con un arsenal de datos, el que ha escrito desde su madura lucidez Eugenio Bregolat.