Image: César Antonio Molina ante la farsa del premio Cervantes

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Primera palabra

César Antonio Molina ante la farsa del premio Cervantes

por Luis María Anson, de la Real Academia Española

13 septiembre, 2007 02:00

Luis María Anson

Al destituir a Rosa Regàs, el nuevo ministro de Cultura, César Antonio Molina, se ha ganado la ovación de la corrida. Fue una decisión impecable. Rosa Regàs ha tratado de justificar su destitución refugiándose, con su habitual caradura, en el feminismo más trasnochado. El ministro naturalmente no la ha escabechado por ser mujer sino por ser un desastre. Leire Pajín, Carme Chacón, Ana Martínez de Aguilar o Teresa Fernández de la Vega han merecido generales elogios, por poner cuatro ejemplos de los muchos que se podrían airear entre las mujeres socialistas. La gestión de Rosa Regàs puede calificarse, con generosidad, de nula. Sólo ha destacado en ella la vagancia, la impertinencia y la intemperancia, aparte del intento de desalojar de su sitio la estatua de Menéndez Pelayo, al que Regàs considera un abominable hombre de derechas. Los medios de comunicación impidieron la tropelía. De haberse consumado, Rosa Regàs proyectaba hacer rodar, por la escalinata central de la Biblioteca, la estatua de Alfonso X el Sabio. Para ella, es una atrocidad mantener a un rey en lugar de honor de una institución pública cultural. Menudo incompetente el tal Alfonso X.

César Antonio Molina, tras escabechar a fuego rápido a la directora inepta, se enfrenta ahora con otro reto elemental. Tengo ante mí el Boletín Oficial del Estado de 8 de mayo de 2007 que publica la orden 1257/2007, de 10 de abril, con la convocatoria del premio de literatura en lengua castellana "Miguel de Cervantes". En su punto cuatro se afirma que el fallo del premio corresponde a un jurado, cuya composición será la siguiente: ocho personalidades designadas respecti- vamente por:

1°.- El ministro de Cultura
2°.- El secretario de Estado de Cooperación Internacional
3°.- El secretario de Estado de Universidades e Investigación
4°.- El director del Instituto Cervantes
5°.- El director general de Relaciones Culturales y Científicas
6°.- El director de la Biblioteca Nacional
7°.- El director general de Cooperación y comunicación Cultural
8°.- El director general del Libro, Archivos y Bibliotecas

A estas ocho personalidades se sumarán el director de la Real Academia Española, el de la Academia Guatemalteca de la Lengua y el último escritor premiado.

Es decir, de los once miembros del Jurado, ocho serán designados directamente por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Si el nuevo ministro no toma medidas, se consumará la farsa del Cervantes, el premio más gubernamentalizado de la república de las Letras. Es un escarnio que un galardón pagado con los impuestos de todos los españoles se convierta o pueda convertirse en una manipulación a favor de los amigos o paniaguados del Gobierno de turno.

He sido una vez jurado del premio Cervantes. Cuando me di cuenta de la farsa denuncié el escándalo. La ministra, del Partido Popular entonces, tras mi denuncia, ordenó a su secretario de Estado de Cultura "vamos a tapar la boca a Anson. Así es que le haces de nuevo miembro del Jurado y todo arreglado". Mi respuesta fue no sólo volver a denunciar en un artículo la farsa sino también el intento de soborno. En pocas ocasiones, a lo largo de mi vida profesional, he recibido un aluvión semejante de cartas, llamadas y comunicaciones como las que originó aquel artículo. Ni la Literatura española ni el autor de El Quijote ni Su Majestad el Rey, al que se involucra todos los años en la farsa, se merecen el escarnio al que el Gobierno somete a todos.

El Jurado del premio Cervantes debe estar formado por personalidades cuyo cargo se derive de una elección. Por ejemplo: el director de la Real Academia Española; el director de la Real Academia de la Historia; cuatro nombres de instituciones literarias representativas de Iberoamérica; el presidente de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España; el presidente de la Asociación de Críticos Literarios y un representante del Gobierno con voz pero sin voto, que desempeñaría el papel de secretario del Jurado. Hay otras fórmulas, claro, porque no resulta difícil desgubernamentalizar el descaro actual.

Va a ser interesante, en fin, comprobar si el nuevo ministro de Cultura se arruga o no ante la farsa del premio Cervantes y la manipulación del Gobierno. Mira que si Zapatero decide que le den el Cervantes este año a su amiga Rosa Regàs...

Zigzag

No leí en su día En el camino, la novela bestseller permanente de Jack Kerouac. Lo he hecho, por fin, esta semana cuando se han lanzado al vuelo las campanas del incienso que impregna su cincuentenario. Me ha gustado poco, la verdad, tal vez porque los beatniks se han pasado de moda y los hippies están en decadencia. En el camino no me parece una gran novela. Tampoco es desdeñable. Y, en todo caso, está ahí, en la historia de la literatura del siglo XX.