Image: Fue puta, fue monja, vivió en un harén

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Primera palabra

Fue puta, fue monja, vivió en un harén

por Luis María Anson, de la Real Academia Española

5 junio, 2008 02:00

Luis María Anson

Todo vale, bueno casi todo, para conseguir una exclusiva. Cuando uno pone la nariz sobre el asfalto y olfatea la pista de la noticia, cuando uno es un periodista de raza, no existen obstáculos que impidan seguir las huellas fugitivas hasta saltar como un felino agazapado sobre la información.

He disfrutado leyendo el libro de Cristina López Schlichting, Yo viví en un harén. Me fatigan los tópicos pero a los ojos claros, serenos, de Cristina se asoma su alma. Tiene esta mujer un altivo encanto femenino, siempre sentada en las esquinas de la melancolía. Me gusta.

Su pasión por el periodismo alcanza el orgasmo en el libro singular que acaba de publicar. Así es que con el propósito de escribir un reportaje sobre la prostitución callejera, Cristina López Schlichting se hizo puta, instalándose en la Casa de Campo. Para evitar subirse al coche de los presuntos clientes les anunciaba por el cristal de la ventanilla una tarifa de-sorbitada que alguno, incluso, estuvo a punto de pagar. La periodista, disfrazada de puta, habló con sus compañeras de profesión, conoció sus fracasos y frustaciones, advirtió los problemas de seguridad y sanidad, metió las manos en el mundo sórdido de los chulos, los traficantes y los joputas, tomó nota del lenguaje rahez de las rameras… Y escribió un reportaje de excepcional interés.

Cristina se hizo monja antes de su erizante experiencia en la Casa de Campo. ABC la envió a Albania y la única forma que tuvo para entrar en Valona fue enmascararse tras un hábito de monja. Se jugó la vida. Ningún periodista fue capaz de pasar los controles albaneses y Cristina brincó directa a la portada de ABC por su scoop mundial. Si Umbral viviera preguntaría a la periodista qué papel le resultó más fácil, el de puta o el de monja. Dos hábitos distintos para hacer lo mismo: alacranearle a la competencia la exclusiva.

Sólo hay una fórmula, si se quiere desvelar la verdadera situación de la mujer en el mundo islámico: convertirse en concubina de harén o encontrar la fórmula para introducirse en él. Cristina López Schlichting lo consiguió. Difícil entender cómo hizo la hazaña. Pero la hizo. Y escribió, desde dentro, sobre la devastación de la mujer en el Islam. Un reportaje estremecedor que concluye muy en el estilo de la periodista. Ahmed, sin galabbeya ni falda tradicional, la aborda para decirle con su verbo asnal que él es libre, ella también, y que les espera el placer en la cama de su habitación.

-Soy libre, desde luego -contesta Cristina con la burla bailándole en los ojos- .Lo que no se te ha ocurrido es que soy libre para ser fiel a mi marido y para decidir que no me gustas en absoluto y que lo último que haría en Yemen sería acostarme contigo, Ahmed. Muy buenos días.

Tras el choque de trenes con la poligamia, dibujada ya en el horizonte europeo, sobre todo en el de Zapatero y otros cangrejos políticos, Cristina López Schlichting recorre el calvario de Eta, el asesinato de Miguel ángel Blanco, la geografía de la madre Teresa de Calcuta, un cadáver que hablaba, hasta concluir con la crónica del horror en Kosovo.

Un libro, en suma, bien plumeado, en el que los estudiantes de periodismo se enterarán de lo sustancial de esta hermosa y terrible profesión: la vocación y la noticia. Cristina López Schlichting triunfará allí donde trabaje: en el periódico impreso, en el periódico hablado, en el periódico audiovisual. Y, sobre todo, en la agencia de noticias, que es el periodismo puro, allí donde se rastrea la noticia y se suelta luego al vuelo, como un pájaro, sin saber qué rumbo va a tomar en las emisoras de radio, en los canales de televisión, en los papeles impresos. ¡Qué gran presidenta de la Agencia Efe sería Cristina López Schlichting! l

He dedicado el fin de semana a leer las mil páginas de La Europa de las cinco naciones, un libro impresionante que resume el esfuerzo de toda una vida dedicada a la investigación histórica. Luis Suárez recorre Europa a largas zancadas, desde la caída del Imperio romano hasta Yalta. No ha escrito un libro de Historia, sino de Filosofía de la Historia, la ciencia nueva que alumbró Giambattista Vico en el siglo XVIII. La Europa de las cinco naciones interpreta la Historia desde la exposición científica de los hechos. Luis Suárez se mueve así en el área de Arnold J. Toynbee, Spengler o Huizinga. La historia milenaria de Europa está vertebrada por cinco naciones: Italia, Alemania, España, Francia e Inglaterra. Luis Suárez hace desde ellas filosofía de la historia. Decía Toynbee que la geografía no está a veces de acuerdo con la Historia y que Rusia era más Asia que Europa. En todo caso, la significación rusa en la Historia europea no se puede degradar. Con algunas veladuras, habrá que convenir que la fecunda vida de Luis Suárez alcanza su plenitud en este libro que permite entender, desde una perspectiva especialmente seria y rigurosa, el fondo histórico de Europa, ese pequeño territorio geográfico que ha vertebrado el mundo entero.