Image: La necedad del precio

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Primera palabra

La necedad del precio

21 mayo, 2010 02:00

Confundir el valor y el precio es una completa necedad. Pablo Picasso está por encima de las cotizaciones. Es el gran genio de la pintura en el siglo XX, como Velázquez y Rembrandt lo fueron en el XVII, Goya en el XVIII o Turner en el XIX. Me parece odioso instalar a Picasso en el ring y enzarzarle con Giacometti, con Klimt, con Bacon, con Miró, con Rothko, con Pollock... Está por encima de todos ellos. Vertebró el siglo con su curiosidad infinita, con su capacidad para incorporar todo lo nuevo, con su genialidad para inventar las formas más provocadoras, con su devoción por el trabajo. Como Stravinski en música, Picasso es el artista plástico de referencia de una centuria especialmente fecunda y atormentada.

Casi nadie pone en duda la significación del genio. A algunos les fastidia que fuera español, que no abdicara nunca de su condición ni de su pasaporte, y por eso le alinean en el arte francés cuando el artista malagueño está por encima de clichés y encuadramientos. Resulta que el cuadro Desnudo, hojas verdes y busto se ha convertido en el de más alta cotización en una subasta, porque creo recordar que un Pollock se compró por una cantidad superior.

El récord de Picasso no es ni de lejos el mejor cuadro del artista. Podría enumerar varias docenas superiores a Desnudo, hojas verdes y busto. Su historia, la ocultación inicial del lienzo para no irritar a Olga, le han dotado de una biografía escabrosa y atractiva. Pintado en un sólo día, al cuadro récord le falta sosiego y reflexión. Pero se trata en todo caso de una obra maestra. Francisco Chaparro escribió un artículo excelente sobre el cuadro y la modelo. “La fantasía -escribe- y la forma real de Marie-Thérèse, la francesa amante de Picasso entre 1927 y 1935, se funden en el pincel libre del artista. A los pocos minutos ya emerge una silueta. Su carne rápida y sin aristas parece una de esas estatuillas de Archipenko, moldeada sobre la resistencia dúctil del amor. Las líneas se acomodan suavemente, sólo insisten en el perfil grueso del cuello, reclinado hacia atrás por el placer o el sueño. Son los rasgos sumarios de esa belleza clara, limpia, de esas que se les resiste a los caricaturistas”.

Espléndido párrafo de Francisco Chaparro. Desnudo, hojas verdes y busto está por encima de su cotización porque en el lienzo tiembla el alma turbia de Pablo Picasso, cuando cruzaba la mitad de su fecunda vida creadora. Me resisto a aceptar que se clasifique a Goya, a Rembrandt, a Leonardo, a Turner, a Miró o a Marc Chagall por su cotización. Eso nace de las aberraciones consumistas de Estados Unidos donde se ha llegado a la atrocidad de vender un óleo por centímetros cuadrados, engrilletarlo en la cámara acorazada de un Banco y esperar a que se eleve su cotización para revenderlo.

El arte es otra cosa. Su valor poco tiene que ver con su precio. Van Gogh o El Greco podrían explicar eso muy bien. Me rebelo a aceptar la dictadura de los marchantes americanos que todo lo miden por el dinero. Tal vez por eso las vanguardias abandonaron ya Nueva York y se han ido a Berlín. Y caminarán en el futuro hacia Shanghai. El marketing, la mercadotecnia, está hiriendo de gravedad al teatro, a la novela, a la pintura, a la escultura. Ha destrozado ya al cine. Y hay que saber plantarse ante los turbios dictadores del precio y las subastas.

ZIGZAG

Árbol adentro, río arriba, Suso de Toro ha escrito una excelente novela, impregnada de profundas reflexiones literarias, en la que el autor camina en busca del tiempo perdido, de la identidad familiar, de la genealogía devastada, del abuelo expósito, al que introdujeron por el torno del hospicio cuando era bebé. Los entusiasmos políticos y partidistas de Suso de Toro no deben empañar el juicio crítico objetivo que se merece su interesante obra de narrador. Siete palabras es una novela que cautiva desde la primera página y que está bien escrita y mejor fabulada, con una arquitectura literaria excelente. Recuerdo ahora su Hombre sin nombre, novela en la que el autor se mete en la piel de un falangista. Me gustó mucho. Siete palabras se mantiene en la misma línea de calidad e interés.