Image: La pasión por Euskadi de José Antonio Ardanza

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Primera palabra

La pasión por Euskadi de José Antonio Ardanza

Por Luis María AnsonVer todos los artículos de la 'Primera palabra'

4 noviembre, 2011 01:00

Luis María Anson, de la Real Academia Española


Tengo el mejor concepto personal de José Antonio Ardanza. Es un político serio, honrado, constructivo, capaz. Ha destacado siempre por su moderación y su prudencia. Hizo política de altura y en ella prevaleció el buen sentido y el equilibrio. Tuve ocasión de conversar con él en varias ocasiones cuando estaba en el poder. Una noche me invitó a cenar en Ajuria Enea y no olvidaré nunca la conversación que mantuvimos paseando por los jardines del palacio en una noche estrellada. Ahora, José Antonio Ardanza ha publicado un libro de memorias, Pasión por Euskadi. No se trata de la justificación de su vida y su política como ocurre con la mayoría de los libros memorialistas. Con una escritura llana y eficaz, el antiguo lendakari expone, desarrolla y explica algunos pasajes de su gestión como la relación que mantuvo con el difícil Arzallus, el primer intento de Estado vasco asociado, el asesinato de Fernando Buesa, la dimisión de Ramón Jáuregui, las relaciones con Navarra y el País Vasco francés, el orgullo por el Guggenheim, catedral del siglo XXI, el cautiverio de Ortega Lara, las veleidades de Arnaldo Otegui, la actitud de Jaime Mayor Oreja, el pragmatismo de Aznar, el papel absorbente de Felipe González, la declaración de Lizarra, los contactos con Eta en Suiza, su idea para la pacificación de Euskadi...

Amparado en el Gora Euskadi Askatuta, Ardanza manifestó desde el primer momento su propósito de ser el lendakari de todas los vascos. Errores cometió, sin duda, el gran político. Pero los aciertos fueron tantos que la balanza le ha convertido en el mejor lendakari de la historia de la democracia en el País Vasco, bajo la Monarquía de todos.

Y entro así en el juicio de Ardanza sobre el Rey Juan Carlos. El antiguo lendakari es republicano pero, desde su ideología, explica cómo se desarrolló su intensa relación con el Monarca y las ventajas que para todos tuvo la moderación de la Corona, así como el interés del Rey en escuchar las informaciones que el dirigente vasco le trasladaba. Para Ardanza, Don Juan Carlos es antes que nada el Señor de Bizkaia. Es el Rey de los vascos porque desciende de padres a hijos de los antiguos Señores de Bizkaia y de Molina. Como lendakari siempre le llamó Señor, que es, por cierto, como debe llamársele.

Pocas personas aman el País Vasco tan profundamente como José Antonio Ardanza. Pocas entienden mejor la necesidad del autogobierno y de que se consuman las transferencias pendientes. No creo equivocarme al añadir que Ardanza desea un Euskadi autónomo dentro de España, en la línea de la última etapa de Sabino Arana, que supo rectificar extremismos juveniles. Y esa es una posición razonable y admirable, zarandeada por los que de un lado y del otro pueden terminar fracturando un equilibrio que es conveniente para todos, para los vascos y para el resto de España.

Pasión por Euskadi es un libro para que lo lean los políticos pero, sobre todo, para que reflexionen sobre él los intelectuales. Estamos ante una obra mayor que ahonda en una de las situaciones más complejas de España.

ZIGZAG

José Luis Galicia está reconocido como uno de los grandes pintores españoles y, sobre todo, como el primero de nuestros grabadores. Me envía dos cartas que le escribió Joan Miró acompañadas por el poema con que el artista le correspondió: Viendo pasar nuevos mundos sonoros de luces. No es frecuente que entre artistas plásticos se produzca correspondencia literaria. Pero José Luis Galicia, que versifica sobre los estados del alma pintada por Miró, ha rendido así homenaje de admiración a uno de los grandes del siglo XX, inspirador de la entera escuela de Nueva York, sobre la que influyó más que Picasso.