Image: El periodismo solo se salvará con más periodismo

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Primera palabra

El periodismo solo se salvará con más periodismo

Por Luis María Anson, de la Real Academia Española Ver todos los artículos de la 'Primera palabra'

11 mayo, 2012 02:00

Luis María Anson


El futuro es el móvil. Todo lo demás parece irrelevante. El teléfono celular se está convirtiendo ya en ordenador y tablet. Aumentará un poco su tamaño, no demasiado, para que los hombres lo lleven con facilidad en el bolsillo de la chaqueta o el pantalón. Y en él se concentrarán las conversaciones, los mensajes, el correo electrónico, el movimiento de las cuentas corrientes, la consulta en Google, muchas de las funciones del ordenador… Y la lectura de periódicos.

La tablet todavía no ha desplazado al papel. Pedro J. Ramírez se adelantó a todos en España y la suscripción a El Mundo en Orbyt se acerca en estas fechas a las 100.000 personas. Muchas están ya leyendo o consultando el periódico de Pedro J. Ramírez en el móvil. Yo entre ellas, porque aunque el teléfono celular es todavía pequeño, tiene la ventaja sobre la tablet de su fácil transporte.

El desarrollo del móvil, según la consultora Chetan Sharme, marca el futuro y provocará más cambios en una década de los que se han producido en un siglo. En la reciente reunión de la SIP en España, la prevalencia del móvil quedó destacada. Varios fabricantes se aprestan ya a producir un teléfono celular de mayor tamaño, pero siempre apto para el bolsillo, que cumpla las funciones tradicionales y que permita la fácil consulta de ordenador, y también la de los periódicos impresos, hablados, audiovisuales y digitales.

Parece un milagro. Pero en el móvil lo llevamos todo: la posibilidad de hablar con nuestro interlocutor en cualquier parte del mundo viéndole la cara, la actividad del ordenador, la lectura de nuestro periódico favorito, la audición de la emisora de radio preferida y la visión del canal de televisión que más nos complazca. Y, además, cualquier libro de actualidad.

Los avances tecnológicos han condicionado el ejercicio del periodismo: la informática, el offset, las técnicas digitales, la transmisión de la palabra, la de las imágenes… Empecé yo a ejercer la profesión con la composición caliente, la vieja linotipia y la estrepitosa rotativa. Presido ahora el diario digital El Imparcial y tengo conciencia clara de lo que ha significado la evolución de la técnica en solo medio siglo. Pero el ejercicio del periodismo no ha cambiado. El periodista permanece como en el siglo XIX, en su doble función de informar y ejercer el contrapoder. Nada ha sustituido al profesional que pega la nariz al olor de una noticia, sigue su rastro, la descubre, la contrasta y la suelta luego al vuelo del periódico impreso, hablado, audiovisual o digital. Nada ha sustituido tampoco al periodista capaz de elogiar al poder cuando el poder acierta, criticar al poder cuando el poder se equivoca o denunciar al poder cuando el poder abusa, bien sea el poder político, el económico, el sindical, el religioso, el cultural, el universitario, el deportivo...

Ante el desafío de las nuevas tecnologías, el periodista debe responder con más periodismo. Ninguna técnica podrá sustituir el trabajo del profesional del periodismo. Por eso es necesario acentuar su formación en las Facultades de Ciencias de la Comunicación y en la práctica de las redacciones. El bache económico que ahora padecen las empresas se superará cuando el mercado, sobre todo el publicitario, se adapte a la nueva situación, al galope desbocado de los hallazgos tecnológicos que han zarandeado la galaxia de Gutemberg y han hecho realidad la aldea global de McLuhan. El desarrollo de la técnica continuará en el futuro pero la función del periodista, como administrador del derecho de los ciudadanos a la información, permanecerá igual que siempre.

ZIGZAG

El fútbol no ha producido una poesía de la calidad y la cantidad de la fiesta de los toros. Pero no dejen los lectores de adquirir el libro de Visor Un balón envenenado, preparado por García Montero y García Sánchez. Desde Alberti a Alcántara, desde Miguel Hernández a Benedetti, el aliento lírico ha recorrido el camino sacrificial de los héroes del domingo.